Capitulo 11-12

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CAPÍTULO 11

Mamá me envía al supermercado hacer las compras del mes. Ella había amanecido con dolor de cabeza, muy probablemente por la pelea que tuvo con papá ayer. Pero incluso escucharlos pelear no opaco mi buen humor. Lo bueno era que papá se había ido con sus amigos de oficina a ver un partido de fútbol. Mamá y yo teníamos la casa solo para nosotras dos.

Me paseaba por los pasillos de los embutidos cuando el olor de una colonia característica inundo mis fosas nasales.

"¿Me acosas?" digo sin importarme ver tras de mí.

"Juro que esto es casualidad" dice Ricardo divertido "vine a comprar bebidas para la fiesta de esta noche en casa de Erick ¿Te animas a venir o el inexistente novio puritano no te deja?"

"Estoy ocupada"

Sigo caminando y Ricardo me sigue.

"¿Y ahora que?" digo con fastidio cuando me sigue.

"Yo también voy hacia ese pasillo niña malhumorada"

Me pasa de largo y camina hacia el pasillo de boquitas.

"¿Cómo diablos vas a comprar alcohol si eres menor de edad?"

Ricardo tapa mi boca con su mano cuando nota que un supervisor de la tienda pasa cerca de nosotros.

"Identificación falsa" dice casi en un susurro.

"Quiero verla" coloco mis dos manos con la palma hacia arriba.

Ricardo toma su billetera de la parte trasero de sus jeans y me entrega la identificación falsa.

Su nombre falso es Daniel Ovidio y tiene veintidós años.

"A mi no me pareces de veintidós" le digo cuando le entrego su identificación falsa "¿los vendedores de drogas también te piden identificación?"

"Vamos Santiago" me dice Ricardo mientras me mira con incredulidad "porque te pedirían identificación cuando lo que ellos hacen es ilegal. A ellos sólo les importa que la droga se venda"

"Ok chico maduro, era sólo una pregunta" digo molesta mientras cruzó los brazos.

"¿Te hago una pregunta sin que te enojes?" Ricardo bufa y se ríe "de igual forma siempre te enojas ¿Nunca has consumido alcohol?" niego "¿drogas?" niego de nuevo "¿fumado?"

"Estoy completamente virginizada"  

Ricardo comienza a reír a carcajadas.

"¿Qué es lo que quiere decir esa palabra?" pregunta divertido.

"Que nunca he ingerido alcohol, drogas, fumado, nunca he tenido sexo u obtenido una identificación falsa y tampoco nunca me he hecho un tatuaje" Ricardo me mira sorprendido "si Ricardo, las mujeres como yo aún existen" le cierro la boca con la mano.

"¿Es por tu papá?"

"No. A mi papa sólo le importa que no le cause problemas, lo haga pasar vergüenzas y que no me embarace antes de los veinte. Por lo demás, tengo libre albedrío"

"¿Entonces porque no la haces?" pregunta extrañado.

"¿Por qué apresurar las cosas?" tomo una bolsa de patatas fritas de la canasta de Ricardo y la abro.

"Pero, ¿dónde está la diversión en esperar?" Ricardo sonríe de lado y toma una patata de la bolsa.

"En que las espera lo hace más significativo" le guiño el ojo.

"Touché. Eres muy madura Santiago, me agradas"

Me dirijo al pasillo de los lácteos para seguir con mis compras. Mamá ya se debe estar preguntado porque tardo tanto.

Cuestión de decisionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora