Capitulo 37- epílogo

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CAPÍTULO 37

Cuatro meses después…

Era un sábado por la tarde y yo estaba trabajando. Sabía que eso significaba no tener mucha vida social y ser una maníaca del trabajo, pero realmente no tenía nada mejor que hacer.

Sofía había ido de excursión con su prometido. Lucía estaba en su luna de miel. Mamá había ido en un crucero junto a sus dos hermanas; al parecer papá tenía una buena póliza de seguro, y mamá estaba aprovechando el dinero que le sobró luego de pagar la totalidad de la casa y un par de deudas que papá había dejado.

Así que sólo quedaba yo en la ciudad sin más amigos a los cuales acudir.

Tenía trabajo acumulado porque era fin de mes. No me hacía mal adelantar un poco y disminuir la carga.

Estaba fotocopiado unos documentos,  cuando escuché que alguien deslizaba un papel bajo la puerta.

Mire hacia la hendidura bajo la puerta y definitivamente había un pequeño pedazo de papel en el piso.

Lo tome y lo leí.

<<Se le solicita en la azotea del edificio. Por favor traer abrigo. El clima está muy frío >>

Fruncí el ceño mientras leía el papel. Yo era la única en el edificio. Y era inusual que alguien me pidiera encontrarle en la azotea.

Posiblemente debería llamar a seguridad, pero antes de eso, quería asegurarme de que no fuera algún compañero de trabajo jugándome una broma.

Fui a mi cubículo de trabajo y tome mi abrigo del respaldo de mi silla.

Subí las escaleras hasta la azotea.

Abrí la puerta despacio y con cautela para evitar alertar mi llegada.

Pude notar la silueta de alguien parado frente al borde del edificio. La persona estaba de espaldas, pero no era necesario que se volteara para poder saber quién era.

Él noto mi presencia y se dio la vuelta.

Mis recuerdos nunca le hicieron justicia a Ricardo. El era mucho mas atractivo en persona.

“Estas hermosa Natty. Como siempre” fue lo primero que dijo al verme.

No dije nada. No sabía que decir. Hola hubiera sido ideal, pero no quería decirlo. Lo único que quería saber era porque estaba de regreso, cuando yo ya comenzaba aceptar que nunca más lo volvería a ver.

“Había olvidado lo frío que es el invierno aquí. Aunque no me quejo. Esto es cálido en comparación a Boston”  

Desvío mi mirada de Ricardo.

No puedo mirarlo sin tener la tentación de correr hacia él y abrazarlo.

“¿Estas de visita?”

En algún momento tenía que hablar, o Ricardo se comenzaría a preguntar si había perdido el habla.

“No. Estoy de regreso”

<<¿Estaba de regreso? ¿para siempre? ¿con su esposa e hijo?>>

Mi mente máquina a mil por hora esa noticia mientras intentaba encontrar entre las palabras algún indicio de esperanza.

Que estuviera de regreso era bueno. Pero el que estuviera más cerca de mí, no lo era. La ciudad era pequeña, y si alguna vez me lo encontraba con sus esposa e hijo sería capaz de ponerme a llorar al instante. Eso era todo lo que quería para mí. Ricardo como esposo y padre. No podía permitirme ver mi sueño ser vivido por otra mujer.

Cuestión de decisionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora