Capitulo 31-32

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CAPITULO 31

Es verano. Los arboles florecen, el cielo esta despejado, las aves cantan y yo estoy más irritada que nunca.

Nunca fui buena con las materias literarias, ni tan siquiera sé porque me inscribí en la clase de redacción. Supongo que para probarle a mi orgullo que era buena en todo. Pero el tiro me salió por la culata y ahora tenía ganas de darme de golpes en la cara.

"No es tan complicado Natalia" me dice mi instructora Ana "lo más importante al momento de redactar un informe es darle sentido a lo que escribes" baja su mirada a mi borrador "y saber de puntuaciones y comas" me ha dicho eso tantas veces que tengo ganas de darle de golpes a ella también. Pero no lo hare porque ella ha sido paciente conmigo "voy por un café y regreso, ¿tú quieres uno?" asiento.

Tomo el borrador de mi escritura y comienzo a leerlo de nuevo para poder arreglar las partes que están malas.

En definitiva, soy mala para la redacción. Quién diablos escribe la mañana de mañana en una misma oración.

Prefiero arrugar el papel y comenzar de nuevo.

Mi celular vibra en mi bolso, lo tomo y compruebo que tengo dos mensajes. Uno de Emilio y otro de Ricardo.

No lo pienso dos veces y abro primero el de Ricardo.

Supongo que ahora se donde yace mi prioridad.

Lo leo, y hubiera preferido leer primero el de Emilio.

Ricardo me ha enviado una foto donde estoy junto a Emilio y abajo de la foto a escrito:

<<¿Desde cuándo?">>

Sé que no puedo verlo, pero este mensaje me trasmite que él está celoso. Lo que me gusta y me molesta al mismo tiempo.

Él ya no está presente en mi vida.

Yo: desde principios de este año.

Le escribo simple y sin más explicaciones.

Su respuesta es inmediata.

Ricardo: ¿Por qué no me lo habías dicho?

Me molesta el contexto del mensaje. Siento que está exigiendo algo que no le incumbe. Él y yo seguíamos siendo sólo amigos. Acordamos eso la noche del lago.

Y que me aseguraba a mí que él no estuviera saliendo con alguien.

Ricardo no tenía derecho.

Yo: no sé, no quise. No debo contarte todo lo que haga con mi vida.

Ana regreso con los cafés.

Guardo mi celular de nuevo en la cartera y me concentro en aprender de redacción.

Ricardo me ha puesto de peor humor.

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Luego de mi reunión con Ana voy a la cafetería con Emilio.

Él nota mi mal humor y me pregunta qué me sucede.

"Muchas cosas Emilio, no se solo me siento molesta"

Expresarme frente a Emilio me costaba mucho. Frente a él, cuando estaba molesta por cosas triviales, como el que mamá me reclamara por no llegar a celebrar la navidad con ella y papá, o cuando los profesores y los demás estudiantes me irritaban, prefería simular que estaba estresada por la universidad, cuando a veces no era así.

Cuestión de decisionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora