Capitulo 35-36

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CAPÍTULO 35

Me quedo dormida en el auto de Ricardo. Despierto cuando el toca mi hombro y me sacude un poco.

“No se la dirección de Sofía, por eso te traje donde me estoy hospedando. ¿Quieres dormir aquí?”

Asiento. Estoy muy cansada y lo que realmente necesito es una cama donde dormir de inmediato.

Ricardo me ayuda a salir del auto y me lleva hasta su habitación.

Me dejo caer en su cama sin pensarlo dos veces aún con los zapatos puestos, Ricardo me los quita y luego acomoda mi cabeza en la almohada.

“¿A dónde vas?” le pregunto cuando él comienza alejarse.

“¿Quieres que me quede?”

La pregunta sobra, claro que quiero que se quede.

“Si, te necesito”

Ricardo desabotono su camisa, pero no se la quita, lo que hubiera deseado.

Se recuesta a mi lado y comienza a sobar mi cabeza como solía hacerlo cuando estaba irritada o triste.

Me acerco más a él y me pego a su pecho anhelando su calor.

Cierro los ojos y me quedo dormida al instante.

〰️〰️〰️〰️〰️〰️〰️〰️〰️〰️〰️〰️〰️〰️〰️Me despierto en la madrugada.

Estaba oscuro, la única luz en la habitación era la de una lámpara.

Ricardo aún estaba despierto y note que estaba mirándome cuando mis ojos se comenzaron adaptar a la pequeña luz de la lámpara.

“¿Me acosaste todo este tiempo que estaba durmiendo?” digo con la voz aún dormitada.

Comencé a sentir el característico dolor de la resaca en mi cabeza.

“Solo estaba cuidado que no vomitaras y te ahogaras” aparta el cabello que se me ha pegado a la mejilla.

“Posiblemente era lo mejor. Morirme suena tentador ahora que siento que la cabeza me pulsa con dolor”

“Con la forma en la que tomaste, me sorprende que no haya tenido que llevarte al hospital por una posible intoxicación”

Siento los dientes sarrosos y el aliento apestoso. Mi cabello esta grasoso y muy probablemente el poco maquillaje que me puse esta todo corrido.

“Creo que lo mejor sería que me dé un baño”

“Hay una tina. Voy a pedir que te traigan de esas cosas relajantes para que te sientas mejor”

Lleno la tina a la mitad con agua fría y la otra mitad con agua caliente. Me quito el vestido negro que apesta a alcohol y cigarro del ambiente del bar. Luego me quito el sostén.

Estoy a punto de entrar a la tina cuando Ricardo abre la puerta sin tocar y me ve desnuda.

“Lo siento” dice mirado hacia otro lado.

Yo me tapo los pechos, pero luego siento que es algo sin importancia. Ricardo ha visto mi cuerpo desnudo, ha hecho más que verlo, mucho más.

“Qué más da. No es como si nunca me hubieras visto desnuda”

“¿Entonces me es permitido ver?” dice con un tono juguetón.

No espera mi respuesta y regresa su vista a mi cuerpo. Me meto en la tina antes de que pueda apreciarme por completo. Si me mira como lo hizo esa vez que perdí mi virginidad, muy probablemente terminemos en la cama.

Cuestión de decisionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora