𝑪𝒂𝒑𝒊́𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟏𝟒 (𝑰𝒏𝒊𝒄𝒊𝒐 𝑶𝒓𝒅𝒆𝒏)

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Tres meses después. Grimmauld Place, Londres. Un día antes de iniciar quinto año.

—Estoy tan feliz de que estén aquí —comentó Agnes tomando asiento en su cama mientras sus amigas acomodaban sus bolsos—. Estar en este lugar ha sido insoportable desde que Sirius decidió ofrecerlo como punto de reunión para la Orden.

—No quiero escuchar tus quejas, Agnes —se quejó Alena, cargando al pequeño gato gordo de Agnes y acariciándole el lomo.

—Viajamos hasta acá para distraernos y divertirnos, tus berrinches pueden esperar —siguió Rosaline estirándose sobre la cama.

—¡Bien! —dijo Agnes algo ofendida— ¿Quieren comer? Puedo bajar a preparar té o podemos encargar una pizza. Díganme para ir a sacar dinero del cuarto de Regulus.

—Pizza —respondieron sus amigas al mismo tiempo.

Luego de una llamada y tan solo 45 minutos después, llegó una pizza grande de pepperoni y champiñones. Por suerte para Agnes, aún no llegaban los invitados de Sirius para una de sus tantas reuniones. No quería que Rosaline se distrajera con Weasley y quisiera quedarse con él o incluso invitarle de su pizza.

—Buenas tardes chicas —dijo Sirius saludando amablemente y sonriéndole a cada una, mientras salía de una habitación— ¿Cómo han estado?

—Bien, gracias por permitirnos quedarnos —dijo Rosaline llevando un par de vasos entre sus manos, mientras Alena cargaba una enorme botella de soda.

—Esperamos no ser molestia —agregó Alena comiendo un poco de papas fritas que vinieron con la pizza.

—Oigan, esto se va a enfriar —interrumpió Agnes desesperada.

—Agnes tiene razón —contestó Sirius conociendo el mal carácter de su pequeña hermana—. Vayan a disfrutar su cena. Y por cierto chicas, si más tarde lo desean pueden bajar...Molly preparará un delicioso pastel de...

—No —contestó en seco su hermana—. Ya tenemos planes.

Agnes pasó de largo a su hermano, Rosaline y Alena se despidieron sintiendo un poco de pena por Sirius y la forma en que su amiga lo trataba. Nada de lo que presenciaron fue como Agnes les contaba cuál era su relación de hermanos, Sirius hacía todo por querer acercarse y ella misma lo alejaba, no era el malo de la historia.

—Eres un poco dura con él —añadió Rosaline mientras dejaba los vasos sobre una mesa y cerraba la puerta.

—No es de tu incumbencia —respondió Agnes dándole una mirada mortal.

Alena las miró, pudo decir algo, más bien conocía a Agnes y sabía que empezaría una rabieta y no haría más que culpar a Sirius de todo, así que prefirió callar y tomar el primer trozo de pizza, mientras buscaba una película en la laptop de Agnes.

Pasaron alrededor de dos horas, vieron una película de comedia, que no les causó mucha gracia, no era que fuese mala, más bien tenían tantas cosas en la cabeza que nada parecía alejarlas, ni siquiera ese momento juntas. Agnes llamó a Kreacher para que se llevara la basura y los vasos vacíos. Rosaline buscó algo más cómodo que ponerse ya casi daban las 10 pm.

—¿Y todo ese alboroto? —preguntó Alena acostándose en medio de la cama, se podían oír voces y risas provenientes de la planta alta.

Agnes entre abrió sus labios pero nada logró salir de su boca, en el piso de arriba se escuchaban fuertes pisadas y golpes por toda una habitación. Alena no le tomaba importancia, y Rosaline solo se reía por eso, pero para Agnes que llevaba semanas presenciando lo mismo era fastidioso.

𝑺𝒍𝒚𝒕𝒉𝒆𝒓𝒊𝒏 𝑴𝒂𝒍𝒆𝒇𝒊𝒄𝒊𝒔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora