𝑪𝒂𝒑𝒊́𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟒

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Había pasado un mes desde su llegada a Hogwarts y los cambios surgían poco a poco pero eran notorios. Alena al fin se había animado a escribirle a Barty con ayuda de sus amigas, en la carta ella lo saludaba y le preguntaba cómo estaba yendo su vida, también le contaba un poco acerca de sus clases y había terminado de escribir con un "te extraño". Sin embargo, la respuesta de él no fue lo que ella esperaba. Un día en el Gran Comedor recibió la carta de Barty y con emoción la abrió para leer su interior, pero se llevó una gran decepción cuando notó que él actuaba incluso más cortante de lo que esperaba, el 'te extraño' pareció nunca haber existido, pues ni respuesta había sobre ello. Alena no supo más que hacer que correr hacia la Sala Común donde sus amigas la consolaron.

Por otro lado, las chicas se habían hecho más cercanas a Blaise, Draco y Theo, lo que era bueno. Agnes y Draco siempre eran quienes unían su pequeño círculo de amigos, pero Alena y Rosaline nunca estuvieron interesadas en pasar más tiempo de lo normal con ellos. Sin embargo, ahora sí le parecían más interesantes, sobre todo a Alena, quien veía a Nott como un posible escape para su no correspondido amor.

Aquel día jueves, habían asistido a la primera clase de DCAO, pero por alguna extraña razón todos estaban con ánimo de fiesta y no querían esperar al fin de semana. "En la Sala Común en 10 minutos" le susurró Draco a Agnes y luego desapareció por los pasillos. Un par de minutos después las chicas caminaban a prisa con mucho cuidado de que Filch no las viera.

—No me gusta esto de saltarse clases —dijo Rosaline mirando a todos lados, temerosa de que algún profesor las descubriera.

—Como sea Rosaline, no me digas que no te emociona —respondió Agnes con una amplia sonrisa, tirando de su mano y arrastrándola hacia la sala común.

—¿Qué diablos te dio Draco? Porque yo quiero —agregó Alena con una sonrisa.

Las tres entraron a la Sala Común murmurando y emocionadas. Ahí Draco las esperaba junto a Theo, Blaise y Pansy, a la cual las chicas no dudaron en mirar mal, para nada les agradaba y mucho menos a Agnes, que deseaba proteger a su primo de esa "araña".

Una vez reunidos, fueron directo a los dormitorios de los hombres. Draco cerró la puerta de la habitación que compartía con Blaise y Theo, mientras el resto se acomodaba en el suelo.

—Bien, aquí está la botella —dijo Theo.

Alena se hizo a un lado dándole un espacio a Rosaline entre ella y Agnes, quien no tardó en brindarle una sonrisa pícara a su amiga. El platinado se acercó luego de haber estado buscando entre su baúl algunas cosas.

—¿Quieres? —preguntó Draco refiriéndose a Alena—. Agnes está segura que tú si lo probarás, ella es algo cobarde para esto —añadió mientras estiraba su mano para entregarle el cigarrillo a la chica—. Supongo que solo nosotros fumaremos de esto.

—¿Qué es? —preguntó Rosaline viendo a su amiga fumar un poco de aquel extraño cigarrillo del cual salía humo rosa.

—Una hierba especial que mi adorada prima cultivó para mí —Draco sonrió, tenía sus ojos inyectados en sangre, consecuencia del abuso de esa hierba —. En algo si te pareces a tus hermanos Agnes...

—Cierra el pico albino —se burló la pelinegra sujetando una botella de Whisky y un vaso en su otra mano que estaba hasta arriba —¿Empezamos?

—Empezamos—dijo Rosaline impaciente — Parkinson muere por besar a Draco.

Agnes tensó la quijada, odiaba ese tipo de bromas sobre Parkinson y su primo. Sus amigas se rieron disimuladamente, les encantaba verla enfadada. Black acomodó la botella en medio de todos y la giró, tardando tan solo dos segundos en detenerse y para su buena o mala suerte, cada extremo de la botella terminó en dirección a ella y Blaise.

𝑺𝒍𝒚𝒕𝒉𝒆𝒓𝒊𝒏 𝑴𝒂𝒍𝒆𝒇𝒊𝒄𝒊𝒔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora