Capitulo XVIII

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Clarke

Antonia no había dicho ni una sola palabra durante todo el trayecto, ni aun cuando Raven trato de explicarle como se desarrolló aquella acalorada situación, el ambiente dentro del auto estaba a todas luces muy... Demasiado pesado a ser sincera.

- Mama, por favor... Insúlteme, golpéame, pero ya... Dime algo. - Raven rompió el incómodo silencio.

- ¿Tienes una idea como fue esa conversación con el jefe de facultad? - Aunque su tono fue apacible, era claro que en ese momento no estaba precisamente del mejor humor. - Te dejaron en sobre aviso Raven, una más y te despides de la universidad y los privilegios que tienes.

- ¿Esa perra va a formar el problema y salimos jodidas nosotras? Que justa es esa universidad. - expreso Raven.

- Resulta que la universidad no es responsable de vuestras relaciones personales, ni mucho menos de los problemas que resulten de ellas... Mantener la compostura es lo que está bajo vuestro control. - Antonia estaba decepcionada, no era para menos, eso de tener que presentarte a la U a interceder por tu representada, solo para que no la saquen definitivamente, no debe ser precisamente grato.

El silencio hacía eco nuevamente en el auto, en parte sé que Antonia tiene razón. Mantener el control frente a este tipo de situaciones es lo que corresponde de parte de personas que están recibiendo una enseñanza superior, irse a las manos es algo que ni las personas sin educación tienen permitido y obviamente la universidad trata de guardar una imagen y un status frente a otras entidades educativas. Pero también entiendo a Raven, aun a pesar de que tampoco estoy de acuerdo, ni comparto su actuar por las mismas razones que Antonia, entiendo porque se comportó de esa forma. Yo hasta cierto punto estuve a punto de abofetear a Nylah, pero entendía que responder de esa forma era darle en el gusto y no era algo que me iba a permitir.

Al llegar a la casa, todo continuo igual. Antonia siguió sin hablar, subió a su habitación y todo estaba demasiado silencioso para mi gusto.

- ¿Crees que se le vaya a pasar? – Raven y yo nos quedamos en la sala de estar en espera de como procedería Antonia.

- Seguro que sí, pero hay que esperar. – opine.

- Lo más seguro es que me tenga que despedir de las fiestas de los fines de semana de por vida. – dijo Raven con un toque de decepción. – Y todo por esa hija de su mal dormir.

- ¿Tienes tu teléfono allí? – ella se revisó los bolsillos y saco su móvil, lo tome de sus manos y ella solo me observo sin decir palabra alguna.

- El mío se perdió en todo ese desorden de la pelea con Nylah... - explique. – Veré si quien lo encontró me lo regresa, hay muchas cosas allí que no podría recuperar. – En él había cosas que perdería por completo sino obtenía lo de regreso el teléfono.

- Créeme que con lo feo que es te lo regresan. – me animo, ella sabía que más que el objeto material en sí, el contenido que ese teléfono móvil tenia, era lo que me importaba. Busque mi numero en sus contactos y debo admitir que ver que seguía guardando el contacto con el nombre de "Mí tentoncita" me divirtió mucho. Se lo señale y ella se encogió de hombros. - ¿Qué culpa que tengas más que yo?

- Degenerada y ni siquiera soy tuya. – le discutí.

- Pues mientras estés libre, lo serás. – Zanjo. Presioné el número de contacto y para mi sorpresa estaba encendido el teléfono, por un momento pensé que a esas alturas estaría apagado e incluso probablemente desarmado.

- Hola, habla Alexandra Woods. – Contesto la otra persona detrás de la línea, y era claro que al darme su nombre buscaba quería dar a entender que no tenía intenciones malas.

Perfectamente imperfectaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora