Capitulo XXVI

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Lexa

No se alcanzan a imaginar toda la fuerza de voluntad que tuve que tener para no hacer mía a Clarke en ese mismo instante y aunque estaba teniendo la aceptación de la rubia para continuar, sabia de sobra que era algo a raíz del momento que estábamos teniendo. No quería aprovecharme de ella, porque me había pedido tiempo y yo estaba dispuesta a dárselo, y sinceramente tener sexo con ella no era precisamente darle tiempo. Y tal vez habría logrado con eso hacer compleja nuestra relación, más cuando ni siquiera habíamos dicho con todas sus letras qué éramos, no le habíamos colocado un título o etiqueta a lo nuestro. Y bien, sí que se habían "casado" pero era un juego de una feria, pero ahora estaban hablando de algo real... De un ella y Clarke.

Esa noche le costó conciliar el sueño, su cabeza estaba trabajando al mil por ciento, no dejaba de pensar en lo que estuvo por pasar y aunque hubiese querido darle rienda suelta al deseo, también pensaba en cómo pudo haber afectado su relación con Clarke. Y joder que aun su piel quemaba de deseo por la rubia y tenerla a esa cercanía, sintiendo su aroma directo en la nariz no ayudaba para nada.

Con cuidado se separó de Clarke, no quería despertarla, pero estaba necesitando distraer su cuerpo y su cabeza. Nunca se había definido precisamente como una adolescente hormonada, pero en ese momento ya no sabía que pensar, porque esta rubia había logrado trastornar mi cuerpo y mi mundo de una manera que no podía explicar. Salí de la habitación cerrado la puerta suavemente, bajé las escaleras, fui directo a la cocina y me serví agua. Regrese de nuevo a la habitación y me acosté al lado de Clarke, ella al sentir mi cercanía se abrazó a mí, eso me hizo reír, pues jamás pensé que Clarke fuera así tan de piel y abrazos. La pegué más a mí y me dispuse esta vez a dormir.

Desperté a causa del brillo que entraba por la ventana esa mañana, Clarke seguía dormida a mi lado y su cara estaba escondida en mi cuello. Ruidos en la planta baja llamaron mi atención, mire la hora, eran ya cerca de las 10:00 a.m. Toque el hombro de la rubia y ella se removió, arrugó un poco su nariz y se acurruco aún más contra mí. Intente una vez más y ella abrió los ojos con mucho trabajo, pues la luz me imagino le molestaba. Me sonrió al encontrarse directo con mis ojos, puse mi dedo en sus labios para silenciarla y señalé hacia afuera. Aun podía escuchar ruidos y según yo, solo estábamos ella y yo.

- Seguro se ha metido un animal, es muy común. – dijo, pero lo siguiente que escuchamos dejo su propuesta en entredicho.

- Se escuchan voces. – ella asintió. – Quédate aquí voy a bajar yo. – propuse.

- No, ni lo pienses. – me agarro del brazo. – Si bajas, voy contigo. – puse los ojos en blancos, pero asentí.

- Vas detrás de mí. – le advertí.

- Si, mama. – ambas nos colocamos de pie, avanzamos a la entrada y caminando sigilosamente bajamos las escaleras. Las voces se escuchaban en la cocina, Clarke entro en la antesala y trajo consigo una vasija de porcelana y me la paso. Entramos en la cocina y tres pares de ojos se fijaron en mí.

- ¡¡CLARKE!! – la hermana menor de la rubia se bajó corriendo de la silla y fue a su encuentro.

- No me digas que nos querías romper la cabeza con eso Lexa. – dijo Raven con diversión. – y nosotros que amablemente les hicimos el desayuno...

- Intentamos. – Intervino el novio de la morena.

- ¿A qué hora llegaron? – Pregunto Clarke con Maddie aun abrazándola.

- Hace dos horas. - respondió Raven.

- Déjenme ver que desastre están haciendo. - intervino la rubia.

- ¿Clarke que te paso? - inquirió la latina al ver el vendaje que estaba en el otro pie de Clarke. - No me digas que por andar de nuevo distraída viendo Dios sabrá que cosas, te caíste. - comento Raven mirándome a mi, yo desvié la mirada porque me hizo sentir un poco culpable.

Perfectamente imperfectaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora