Capítulo III

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Actualidad...

Antonia Reyes

- Raven, Clarke.... Vamos niñas, llegarán tarde a la Universidad. - Dios mío ni siquiera los años las hacen ser menos perezosas.

Y vaya que han pasado años, años de haber ganado la custodia de Clarke, y aún muchos más de haber llegado al estado de New York. Recuerdo que al llegar tenia metas claras, a pesar que mi salida de México estuvo llena de baches, llegue de la mano de mí marido, pero desafortunadamente hubieron momentos en los cuales se presentaba la idea de volver a nuestro México natal, pero ¿volver a que? en realidad allá no teníamos nada que nos atara. En México ya nada había para nosotros, lo único que en su momento nos ato o más específicamente a mí, fue el terminar mi carrera de Psicología pediátrica que al final de cuentas ni siquiera me abalaron por completo al llegar, empezar aquí fue un caos, pero afortunadamente no dejó de existir ángeles en el camino.

Aunque al no tener mucho dinero, con una residencia temporal... Pedro y yo en una gran ciudad, parecía ser un reto casi imposible, pero aun así y aunque no fuera lo que buscáramos cumplimos el gran preciado "Sueño americano". Mi primer gran acierto fue hacer un voluntariado en una clínica estatal, donde después de varios meses me contrataron indefinidamente pudiendo de esa manera obtener la residencia, allí se me comenzaron abrir las puertas. Tiempo después llego Raven, y fue como si nos bendijera el camino, Pedro consiguió trabajo en una empresa automotriz y de esa manera consiguió él también su residencia.

Luego de varios años de vivir aquí, conocí a mi más entrañable amiga, Abbigail Griffin y a su esposo Jake Griffin. Nuestra relación de amistad se hizo tan estrecha y cercana que Clarke, su hija y Raven la mía, se hicieron las mejores amigas. Pero fue una tragedia que, cinco años después de la muerte de mi esposo ellos tras un accidente perdieran la vida.

- Mamita, ¿puedo dejar la mitad de mi sándwich para después? - La voz de mi hija menor Maddie me saco de mis pensamientos. Me reí mirando a mi pequeña, quien aún a pesar de no querer su sándwich estaba muy complacida tomando su zumo de naranja. Asentí y empaque el resto de su sándwich en su lonch. - Vamos cariño que tú también tienes cole...y yo trabajo. - Mi pequeña sonrió y se abrazo a mi, porque aún tiene sueño.

- Sabes mamá, acabas de cometer un delito grave. - mire a mi hija Rav de reojo, quién se tomaba el pecho de forma teatral. - Me acabas de robar media hora de mi preciado descanso. - dice aún con la mano en su pecho. - Yo entro a las 9 a.m. es Clarke la qué entra a las 8 . Además Damon viene por mí...

- Raven sabes de sobra que no me gusta que corran en esa moto y sé que eres tú la qué propicia esa situación. - Raven blanquea los ojos.

- Mamá lo hacemos con cuidado y tú también sabes, amo la velocidad y la sensación de libertad que me da. - en serio que esta niña se parece a su padre, ambos tan inconscientes y amantes de la adrenalina.

Una vez Clarke llegó a la cocina se sentó a desayunar muy apurada, mientras su yorkshire terrier blanco, Hedwig rascaba la silla y ladraba para llamar su atención.

- Cariño no es necesario que comas tan a prisa, puedes atragantarte. Además yo te dejo por la universidad. - Clarke me miro con gesto de gratitud y cariño.

Raven cómo de costumbre nos dijo mirándonos a Clarke, Maddie y a mi. - Tú rubia y tú enana me han robado el amor de mí madre. - fingiendo que las lagrimas brotaban de sus ojos y ella se las secaba con sus dedos, haciéndonos reír con ganas.

- Maddie ve a cepillarte los dientes que ya vamos tarde. - dije a mi pequeña.

Clarke levantó su mano mientras decía. - Maddie espérame que yo también iré a cepillarme, eh Antonia hoy me pasaré por dónde Nylah, así que no vendré a cenar. - acoto antes de ir detrás de la menor de mis hijas.

Perfectamente imperfectaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora