•Marriage• [°Volkacio°]

Capítulo 1.

Pov Normal

El sol entraba por la ventana, aún a través de aquellas cortinas era algo molesto, ya que parecía darle de lleno en la cara. 
Sin embargo no fue eso lo que despertó al moreno, se levantó de la cama casi de un salto cuando su móvil sonó en algún lado de la habitación. 

Abrió los ojos de golpe y llevó una mano a sujetarse la cabeza por un dolor punzante que se hizo presente. 

Buscó con la mirada su móvil dando con él sobre una silla a unos metros, así que se incorporó de la cama rápidamente y contestó aquella llamada antes de que le colgaran. 

— ¡Horacio! ¿Dónde estás? — la voz de su mejor amigo se escuchó del otro lado del aparato.

— Joder, Gustabo, habla más bajo que tengo resaca… — la voz del moreno se oyó algo baja y molesta.

— Vale, perro, dime dónde estás y te voy a buscar — Gustabo bajó un poco el tono consciente del estado ajeno.

— Mm… No lo sé, te mando ubicación, ¿Vale? — Horacio observó la habitación sin reconocer nada de ella.

— Vale — Asintió el adverso, prosiguiendo a cortar la llamada.

El moreno alejó el móvil de su oído y luego le mandó su ubicación actual a Gustabo por mensaje. 

Soltó un suspiro cansado y llevó una mano a sujetar el puente de su nariz tratando de calmarse y recordar un poco. 

Desistió de la idea y se observó a sí mismo, suspiró al ver que se encontraba en ropa interior. Comenzó a buscar sus prendas por el cuarto, notando que estas estaban dobladas sobre la mesita de noche. 
Se vistió rápidamente y se apresuró en dejar la habitación, casi tropezándose al ponerse los zapatos. 

Recorrió el pasillo hasta encontrar una puerta a un costado y escuchó los ruidos de la regadera del otro lado, dándole a entender que era el cuarto de baño y que alguien estaba tomando una ducha. 
Mayor razón para salir de allí de una vez. 

Haciendo el menor ruido que pudo, se escabulló hasta la puerta de entrada y salió de, lo que notó, era una "suite" de un hotel. 

Se maldijo en voz baja y caminó por el extenso pasillo del lugar hacia donde creyó encontraría en ascensor, dando por suerte con él. 

El lugar era lujoso, amplio, eso no lo iba a negar. 

"¿Cuánto dinero habré gastado anoche?" Pensó en lo que el elevador lo llevaba hasta la planta baja del edificio. 
Revisó en recepción que estuviera todo pagado ya y salió del lugar de una vez.

Agradeció a su mejor amigo internamente cuando divisó su automóvil llegar por él. 

Prácticamente saltó dentro del coche y le indicó rápidamente que avanzara.

— Vamos, vamos, que no me ha visto irme — indicó algo alterado.

Gustabo soltó una risa y arrancó nuevamente su auto, comenzando a manejar hacia su departamento. 

— Joder, tío, tienes suerte de que no quedaba lejos — su amigo rubio mantenía la vista en el camino delante suyo. 

— Ni que lo digas, me has salvado, Gus — Horacio soltó un suspiro aliviado sintiéndose a salvo y se relajó en el asiento de copiloto — Te quiero por esto — 

Gustabo se detuvo en un semáforo y se quitó un momento el cinturón de seguridad, luego rebuscó en los asientos de atrás una botella de agua y una tableta que contenía pastillas. 

— Toma, para la resaca — indicó dándole aquellas dos cosas en las manos al adverso — Ahora llegamos a mi apartamento y te das un baño —