Capítulo 19.

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Pov Normal

El tono de llamada en su móvil le despertó. Volkov estiró su brazo por la costumbre y tomó el aparato de la mesita de noche, atendiendo con rapidez a sabiendas de quién estaría del otro lado de la línea.

— "Volkov, ¿Pasamos por ti o vienes en tu coche?" — la voz de Greco se escuchó con claridad.

— Joder... Que me he quedado dormido — respondió con un tono ronco.

— "Tranquilo, aún es temprano" — le calmó el de barba — "Venga, levántate y pasamos por ti en una hora" —

— No, no, ustedes vayan tranquilos que yo los encuentro allí — indicó Volkov, abriendo sus ojos más consciente de todo y dando de lleno con la imagen de Horacio profundamente dormido recostado sobre su brazo libre — Ho-hostias... — 

— "¿Qué sucede?" — preguntó Greco, curioso por la reacción ajena.

— Nada, nada, tengo que colgar — luego de aquella contestación, Víktor colgó la llamada y devolvió su móvil a la mesita.

"Con razón tengo el brazo entumecido" sonrió ampliamente.

Observó con dedicación el rostro de Horacio, embelesado al verle tan precioso y radiante como siempre le pareció.

Dirigió su mano y acarició con mucha delicadeza las mejillas del moreno, aquella piel tan cálida y única.

Se veía tan perfecto, allí acostado a su lado, con la cabeza apoyada en su brazo y su respiración tan calmada.

Menuda obra de arte digna de admirar, tal como un paisaje que te deja sin aliento y quisieras grabar en su cabeza para siempre.

Sentía su corazón latir desbocado de tan sólo apreciar aquel hombre entre sus brazos descansar plácidamente. Y aquella fotografía mental que guardaría hasta poder deleitarse con la presencia de alguna parecida, en la cual el protagonista fuera el mismo.

— Amor... — le llamó con suavidad, subiendo el tacto de su mano hacia los cabellos del menor, para así acariciarle con terneza — Horacio —

— Mmm... — el moreno se removió un poco, aún sin despertar, y rodeó el torso del ruso con un brazo.

— Te amo — masculló el peligris, completamente ilusionado con aquellas sensaciones que le invadían al verle.

No pudo contener su confesión, tenía que expresarse como mejor pudiera y en ese momento, aquella declaración tan pura y sincera se le escapó en un intento fallido de contener sus desbordantes sentimientos en el pecho.

El de cresta ni se inmutó, estaba aún dormido y completamente agotado físicamente.

Por ello, Volkov tuvo que repetir su llamado, y ahora con más intenciones de despertarlo, dejó un par de pequeños besos en su frente.

— Horacio — elevó más su voz — Tenemos que ir al aeropuerto, despierta —

— ¿A-al... ? — murmuró el menor removiéndose en la cómoda superficie y comenzando a abrir lentamente sus párpados.

— Al aeropuerto, a despedir a Alex — terminó la frase el adverso, sin dejar de acariciar los cabellos ajenos.

— ¿... Adónde, amor? — preguntó Horacio, con los ojos apenas abiertos y completamente adormilado.

— A-a... A... Adónde quieras — tartamudeó Volkov anonadado, queriendo que su cabeza jamás olvidara el sonido de la voz ajena llamándole así.

•Marriage• [°Volkacio°]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora