•Marriage• [°Volkacio°]

Capítulo 14.

Pov Normal

Horacio se quiso remover en la cama pero le fue imposible, ya que dos fuertes brazos lo tenían bien agarrado y le impedían moverse con total libertad.
Abrió los párpados con lentitud y sus ojos visualizaron el rostro de Volkov a una escasa distancia.
El menor juraría que nunca lo había visto tan tranquilo, este dormía plácidamente.

"¿No puedes sujetarme con más delicadeza?"

Pensó divertido por un momento, recordando la forma en que su esposo no le había dejado huir la noche anterior.

Dirigió una mano al rostro de Víktor y sus dedos acariciaron la mejilla del mayor con lentitud y suavidad.

"Incluso dormido te ves apuesto. Te odio"

Marcó una sonrisa sincera, su pecho se sentía tan calmado y su mente tan tranquila entre los brazos de aquel hombre que todavía ni siquiera lograba entender del todo a qué se debía.

Con cuidado comenzó a deshacer el agarre de Volkov y luego se incorporó de la cama, lo observó unos momentos más.

"Sí que tiene el sueño pesado cuando quiere"

Lo arropó con una sonrisa y luego se fue hasta su propia habitación.

Después de unos cuarenta minutos ya se encontraba en la cocina, bañado y con una amplia sonrisa preparando el desayuno.

Se sorprendió cuando escuchó el timbre resonar en la sala principal indicando un visitante, ya que supuestamente Greco no tendría que aparecerse en casa ese día, además de que todos descansarían por trasnocharse en la velada del día anterior.

Abrió la puerta y se encontró con un sonriente Ivanov del otro lado, que le saludó enseguida.

— Hola, Horacio — le habló dulcemente, notando al momento su outfit — Te ves bien —

— Gracias, Alex — el menor le devolvió la sonrisa y se hizo a un lado para dejarle el paso libre — Entra, adelante —

— Gracias — el búlgaro se encaminó a la casa observando hacia los lados.

— Vente a la cocina, que estoy cocinando — pidió el de cresta, encaminándose nuevamente hacia allá seguido del más alto.

— ¿Qué estás cocinando? — preguntó Ivanov con curiosidad, adentrándose a la cocina y curioseando lo que el adverso hacía.

— Crepes — contestó con simpleza, manejando los utensilios de la cocina con habilidad — ¿Te gustan? —

— No los he probado — el búlgaro mostró un rostro de duda.

— Vale — Horacio mantenía una sonrisa pero no ocultó más su curiosidad — Alex... ¿Qué haces aquí tan temprano? Anoche te fuiste sin despedirte —

— Mmm — el búlgaro pensó antes de contestar, logrando que el menor sospechara de su actitud — Ayer tomé mucho y... bueno, hice enfadar a Vik —

"Vik..."

— Oh, vale — el menor soltó una pequeña risa, tratando de aligerar el ambiente — Pero no pasa nada, ¿No? —

— No, no — Ivanov negó suavemente — Todo está bien —

Horacio volteó a verle un momento y le sonrió.

— Me alegra — inquirió con sinceridad.

Un pequeño silencio se formó, y entonces Alexander se acercó un poco más al área de trabajo del menor.