Capítulo 8.

8.6K 806 2.1K
                                    

Pov Normal

Dos semanas transcurrieron deprisa, aunque para Horacio había sido algo pesada. Pero no por nada externo, sino porque dentro suyo batallaba con miles de sentimientos nuevos que se manifestaban cuando Volkov se le acercaba. Y ahora que ya se habían besado con un poco más de confianza, el ruso aprovechaba para sorprenderlo y robarle besos en cuanto lo encontraba distraído. 
A lo que el pelirrojo no podía evitar sonrojarse y ponerse algo nervioso, no quería admitirlo pero la verdad era que cada vez le gustaba más. 

Al principio no le pareció raro ponerse de esa forma, ya que desde un principio aquel hombre le había parecido muy atractivo, pero luego se dio cuenta que le daban ganas de verlo cuando no estaba cerca. Y eso le asustó un poco. 

Esa tarde terminó su turno laboral con una sonrisa, todo iba bien en esos últimos días. Los reporteros ya casi ni se aparecían y la gente de a poco dejaba de preguntar por él. 
Aunque debido al trabajo de Gustabo, algunos días a la semana no lo tenía en la cafetería con él, así que tenía que considerar contratar un nuevo mesero al menos por esos días de ausencia del rubio. 

Horacio se paseó por la cocina, revisó que todo estuviera bien acomodado y prosiguió a sacarse el delantal y dejarlo a un costado un momento. 
Se adentró a una pequeña sala que había oculta a un costado y sacó un cuadernillo de un cajón junto a un bolígrafo. 

Volvió a dirigirse a la cocina y comenzó a anotar el recuento de las cosas, ya que le tocaría hacer un pedido nuevo pronto. 

Mientras caminaba hacia el almacén y revisaba cada cosa a su alrededor, los empleados que quedaban se despedían de él con una sonrisa y se iban retirando de a uno.

Minutos luego de pasearse y revisar las cosas de aquí por allí, volvió hacia donde estaba en un principio y se sentó sobre una de las mesadas. Se mantenía concentrado en las cosas que iba anotando y sacando cuentas rápidas en su mente.

Escuchó el sonido de la puerta de la cocina y dirigió la vista de inmediato. Pestañó un par de veces al verle entrar lentamente a la habitación.

— ¿Qué haces aquí? — preguntó Horacio a su esposo, quien comenzaba a caminar hacia él con una pequeña sonrisa.

— Te estaba esperando afuera, pero uno de tus empleados me dejó pasar — explicó Volkov, parándose frente al adverso una vez que estuvo cerca —  Me sonrió, deberías despedirlo o algo — 

— Tienen mi permiso para dejarte pasar, bobo — masculló el menor luego de rodar los ojos, y volvió la vista a su cuaderno para seguir anotando cosas — ¿Vienes a buscarme? — 

— En realidad no, tengo que volver al trabajo — Víktor soltó un suspiro, algo cansado — Así que quise venir a verte un momento — 

— ¿Mucho trabajo? — Horacio preguntó lo obvio, tenía la vista en sus anotaciones pero el bolígrafo ya no se movía, dado que su mente no podía pensar en otra cosa más que en la persona que tenía en frente en ese momento — Llévate algo de aquí para comer mientras trabajan — 

— No vine a buscar algún postre — Volkov dirigió una mano hasta el mentón del menor y levantó ligeramente su rostro para que lo observara a los ojos — Vine a ver a mi esposo — 

Horacio tragó saliva mientras sentía el nerviosismo apoderarse de su cuerpo al contemplar aquellos irises grises tan profundos y decididos. 
Apretó el bolígrafo en su mano y al darse cuenta lo dejó un lado, al igual que el cuadernillo que aún sostenía. 

— Pues … Llévale a Greco, lo haces trabajar mucho — el pelirrojo corrió un poco su rostro, escapando así del tacto ajeno, y luego se inclinó ligeramente hacia adelante preparado para bajarse de la mesada.

•Marriage• [°Volkacio°]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora