•Marriage• [°Volkacio°]

Capítulo 24 (Extra - Parte 1)

Pov Normal

Tratar con Víktor Volkov desde un principio había sido un desafío. Aquel ruso tan alto que hablaba raro era realmente peculiar.
Lo miraba de lejos, porque solía estar solo e ignorar cualquier tipo de interacción que los demás compañeros de clase pretendieran realizar.

Todavía recuerda la cara de tonto que puso cuando unos niños intentaron intimidarlo. Parecía que no comprendía lo que pretendían, ni siquiera parecía entender el propio idioma que utilizaban, así que lo tuvo que defender. O al menos fue su instinto el que lo hizo.

Se paró frente a él y lo escondió detrás suya.
'Escondió' lo que pudo, porque el peligris le llevaba bastante altura. Luego le gritó a aquellos niños que lo dejaran en paz, que era amigo suyo.

Luego de ese día, Víktor se apegó a él como si su vida dependiera de ello. Como si hubiera encontrado una aguja en un pajar.

Todavía recuerda encontrarlo en la entrada del colegio, allí de pie, esperándolo.

— ¿Qué te sucede? — le preguntó mirando directamente a sus grises iris, aunque tenía que elevar ligeramente su rostro para hablarle bien.

Víktor frunció un poco el ceño y se mostró concentrado, balbuceó un par de palabras un poco extrañas, quiso ser claro pero fueron ininteligibles.

— A ver, ¿no sabes hablar? — Rodríguez se dejó ver algo molesto.

— Yo... ruso — respondió el peligris de una vez, en un tono que impresionó al adverso.

— ¿Eres ruso? — preguntó con sorpresa y marcando una pequeña sonrisa.

— Sí — Volkov asintió repetidamente.

— Cómo mola eso, ¿no? — el pequeño Greco acercó su mano a la cabeza del mayor y este se agachó un poco para que el adverso pudiese acariciar un poco sus cabellos.

— Víktor — se presentó el ruso, y luego dio un paso hacia atrás para alejarse del tacto ajeno — Mi nombre... Víktor —

— ¿Víktor? Bueno, es fácil de recordar — le miró sin dejar de sonreír — Yo soy Greco —

— Gre... Greco. V-vale... — Víktor no sonreía pero el menor podía darse cuenta de que tenía su atención.

— Bueno, Víktor, parece que voy a tener que ayudarte con el idioma — extendió la mano frente a él para estrecharla —  Pero no te preocupes, vas a aprender, rusito —

Volkov no respondió, y cuando vio que el adverso le estiraba la mano, dirigió la suya a tomarla con sutileza y luego le miró confundido.

Greco casi comienza a carcajearse, pero no podía evitar que le diera una inmensurable y extraña ternura. Tal vez , solo tal vez, ello se iría con el tiempo.

En vez de decir algo, Rodriguez comenzó a caminar hacia el salón de clase, llevándose a Volkov de la mano por todo el pasillo.

— ¿Hay algo que sepas pronunciar bien? — preguntó en el camino, sin voltear a mirar al ruso, que se aferraba a su mano con firmeza.

— ¡'Joder'! — expresó Volkov en alto, logrando que el contrario se detuviera en seco y se volteara a mirarle.

Pronto, la risa de Greco se dejó oír por todo el pasillo del colegio y el más alto marcó una sonrisa ladina para él.

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Y crecer había sido también otra etapa de 'no creer' para Rodríguez.

No sólo le había ayudado a Volkov a pronunciar correctamente las palabras en el idioma, sino que también le había enseñado miles de lugares, establecimientos, costumbres y demás.