Capítulo 2.

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Pov Normal

Horacio y Gustabo desayunaban en la casa del moreno, ambos sentados en la isla de la cocina, uno frente al otro, degustaban unos hotcakes y café preparados a la perfección por Conway, quien ya se había marchado a su trabajo correspondiente. 

El moreno tarareaba con una sonrisa en el rostro mientras masticaba y centraba la vista en su plato como si se tratara de algo muy interesante. 

Gustabo soltó un suspiro sin comprender ni un poco a su hermano y lo quedó mirando fijamente esperando que se diera cuenta de su molestia. 
Finalmente acercó su diestra y le dió un pequeño golpe en la frente, captando tu atención por fin.

— ¿Qué pasa? — preguntó Horacio a la vez que levantaba la vista para cruzarla con la ajena.

— ¿Cómo que "qué pasa"? — formuló el rubio, mostrando la curiosidad en su rostro — ¿Vamos a hablar de que te vas a casar? — 

— ¿No es asombroso? — inquirió el moreno, sonriendo nuevamente — Por fin la cafetería va a ser completamente mía, Gus, y yo que pensé que papá nunca me la daría — 

— Horacio, pon los pies en la tierra por un momento, vas a casarte, CASARTE — El mayor remarcó la palabra incrédulo de la actitud adversa — Y con alguien que ni conoces — 

— Eso es lo de menos, ¿Entiendes que la cafetería de mamá ahora va a ser mía? — el de cresta llevó la taza de café a sus labios y le dió un gran sorbo, volviendo la mirada cargada de ilusión hacia su acompañante otra vez — Voy a vender mis postres ahí tal como mamá lo hacía, toda mi vida y sin tener que preocuparme por nada más — 

— Pero… ¿Crees que la tía Julia estaría de acuerdo con eso? — Gustabo sabía que tal vez no debía dejar que a conversación tomara esa dirección, pero no quería que su mejor amigo cometiera una locura. 

— Ella ya no está aquí, Gustabo — la sonrisa de Horacio se deshizo lentamente y su mirada descendió hasta la superficie de mármol. 

El mayor observó los irises del moreno apagarse de a poco y entonces entendió que tal vez debió esperar un poco, pero no quería que tomara una decisión precipitada.

— Horacio… Piénsalo un poco más, ¿Sí? — el rubio inclinó un poco su cabeza buscando su mirada, pero no la encontró. 

Se levantó de su asiento y rodeó la isla con rapidez para así colocarse detrás de Horacio y abrazarlo suavemente con ambos brazos. 

Al contrario de lo que pensaba, el de cresta se animó de golpe, sonriendo por nueva cuenta al instante. 

— ¿Recuerdas a mamá y a la tía Alice, cocinando en la cafetería? — preguntó el moreno, llevando ambas manos a tomar ligeramente las que lo tenían sujeto — Me recuerdan a nosotros — 

Gustabo soltó una pequeña risa. 

— Pues sí, pero mamá cocinaba junto a la tía Julia, yo sólo sirvo la comida y el café — vociferó el rubio afirmando el agarre en el adverso. 

— Son lindos recuerdos, no quiero que se esfumen nunca — Horacio giró el rostro para observar sobre su hombro y así buscar la mirada ajena — Gus — 

— Dime — el rubio había esbozado una sonrisa y separó su cuerpo ligeramente del ajeno pero sin soltarlo, y a esa poca distancia le devolvió la mirada al contrario. 

— No lo estoy haciendo sin pensar. La cafetería es importante para mí y la empresa es importante para papá — comenzó a explicarle con decisión — De esta forma puedo ayudarlo a él y conseguir lo que quiero también — 

•Marriage• [°Volkacio°]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora