Capítulo 30 (una parte)

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La calma era la décima parte de la aparente superficie.

Volvió al banco, sin otro rumbo en mente, aunque cierta vocecita le empujaba a escoger por otros derroteros más espinosos.

Su padrino, a quien le habrían comunicado la noticia de su regreso, no tocó la puerta para entrar en su despacho.

- ¿A qué ha venido lo de esta mañana?

Su ahijado como sobrino no le miró, sino que alargó más los segundos y se quitó la chaqueta dejándola en el respaldo.

- Te has ido sin mencionarme a dónde.

El silencio le respondió.

- ¿A dónde has ido, desatendiendo los asuntos del banco y sin decirme ni una palabra de tu salida? ¡Dos horas has estado afuera!

- ¿El banco se ha ido a pique en mi ausencia?

Lord Bottom no le hizo ni una pizquita de gracia de su sarcasmo.

- ¿No te lo ha dicho ninguno de mis hombres?

- Sabes que hace tiempo no les mando a que guarden tus espaldas. ¿Has ido a ver lady Greenwood? La tienes también desatendida. ¿Se puede saber qué te ocurre?

- Nada, lady Greenwood no es uno de mis problemas.

Ojalá lo fuera, menos complicaciones.

- Entonces, Enzo. No quiero que te pase lo mismo que a tu padre le ocurrió.

La mención de él le puso el vello en punta, más una tensión extraña lo dominó.

- No era una persona dada al trabajo, era un noble sin muchos propósitos en la vida y con ganas de derrochar el dinero en deudas y en mujerzuelas. Pero esa no fue su perdición.

Enzo tuvo el cuidado de no expresar ninguna emoción delante de él, sabiendo de antemano la historia.

- Su perdición fue enamorarse de quién todavía no era entonces lady Darian.

¿Qué sabía su tío?

- Prioriza tus ideas, y céntrate en lady Greenwood. No quiero irme de esta vida sin que tú no continúes con el legado.

Antes de abrir la puerta, se oyeron las carcajadas de unos hombres, agravando el ceño de lord Bottom.

-¿Nos estáis trabajando?

- Señor, si se llegara a enterar...

- Este no es un lugar de chismes.

- ¿Ni sobre la señorita Darian?

Nadie de los presentes se fijó en el aceramiento de la expresión de lord Rhett que se esforzaba en no mover una pestaña.

- Se la han visto subida en el hombro de nada menos que el del marqués Werrington, llevándola como un saco de patatas.

- Es una niña malcriada y consentida, puede ser que ese marqués la traten como se merece.

Enzo no dijo nada, manteniendo sus labios sellados, lord Bottom le echó un vistazo y dio un portazo, regañando a sus empleados que no estuvieran de chismosos, aunque al parecía ser estaba complacido por el espectáculo bochornoso que había dado mientras para otra persona no era un trago dulce que tomar.

Deséame  #8 Saga MatrimoniosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora