Capítulo 31

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Me asfixiaba por tanto correr, no sabía a dónde iba, yo solo perseguía a Andrea.

No me creía lo que estaba haciendo, nunca imaginé que haría esto...pero la sensación que sentía era mala, me iban a encontrar tarde o temprano, pero ahora no puedo volver a atrás.

– ¡Taxi! – gritó ella y paró.

Nos subimos a la parte de atrás e intenté recuperar el aire, ella dijo una dirección que no escuché.

– ¿Estáis bien señoritas? – preguntó el taxista.

– si...si, no es nada –

El no dijo nada más y ella me miró para luego abrazarme.

– te eche de menos –

Me puse incomoda, no entendía ese afecto hacia mí.

– tengo miedo – susurré.

– te entiendo, pero no te pasará nada –

– ¿A dónde iremos? –

– iremos a un pequeño departamento que tiene mi padre, lo tiene abandonado y nadie irá – respondió.

– ¿Y después que? ¿Que será de mi? No estaré ahí encerrada toda mi vida –

– relajate Alissa, esperemos unos días e iremos a la policía, ahora no lo podemos hacer porque ellos sabrán que iremos y nos esperarán dos calles antes –

Tenía razón y asentí.

[...]

Estábamos en aquel departamento y mi cabeza no paraba de pensar en lo que estaba haciendo, tenía miedo y no podía evitarlo porque algo me decía que me encontrarían. Soy una persona muy negativa, siempre me pongo en lo peor de las situaciones y me hace temblar.

Estábamos cenando en el comedor del departamento, estaba algo incomoda ya que con Andrea no traté mucho y había tensión por mi parte.

– ¿Estuviste bien en casa de ese maldito? –

La miré.

No era un maldito...

– si, mucho mejor que en casa – respondí.

– ¿No te hizo nada? – volvió a preguntar.

– no, dije que no – respondí enfurecida.

No volvió a decir nada.

Ya había alistado mis cosas en una pequeña habitación, el lugar era agradable...bueno, todo lo que no sea mi casa era agradable.

– ¿Como supiste todo de mi? –

Me miró.

– el primer día que te vi en casa vi marcas en tu cuerpo, tu mirada era diferente a las de tus hermanas y eso me alarmó...tuve una amiga que pasó por lo mismo y es algo en lo que me doy cuenta bastante rápido – bebió agua – y...cuando nos fuimos de tu casa en aquella visita, yo no me fui, me escondí y vi lo que pasaba contigo –

– nunca nadie se dió cuenta de eso – susurré.

– conecté contigo...–

Lo dijo con vergüenza.

No entendía a que se refería.

– bueno voy a dormir hoy aquí por tu seguridad, también tengo que volver a casa ya que mi familia no sabe nada de esto –

Asentí.

– buenas noches – sonreí suavemente.

– descansa – dijo y me dejó sola en la habitación.

MI GUARDIÁNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora