Capítulo 2

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Narra Frederick.

Eso le pasa por creer que soy un estúpido, ¿Como se atreve a escaparse de casa sin ir a clases?

Del buen golpe que le di se desmayó totalmente.

– Súbela a su habitación – le dije a mi mujer.

– ¿Crees que aún es un bebé? ¡Pesa mucho! – se quejó y la fulmine con la mirada.

– parece que ahora tengo que contratar a alguien porque mi mujer es una floja... – dije cansado.

Fui a comer cuando mis hijas llegaron de clases.

– ¿Donde esta Alisa? – pregunto Cindy.

– esta en su habitación y no comerá – respondí – y deja ya de preguntar por ella –

Ella cerro la boca y seguimos comiendo en silencio.

De repente comenzó a sonar mi teléfono.

Lo cogí.

– joder...ni coméis me dejáis – me queje.

– ¿Cuando vas a por el chico? –

– está tarde, aún no se ni qué haré con el –

– se lo prometiste a su padre, Frederic–

– si si, lo sé, ya pensaré algo joder –

Colgué.

[...]

Estaba descansando en la sala de mi casa con mi mujer al lado mientras miraba una revista de esas cosas que a las mujeres les tiene un poco loca...maquillaje, moda...estupideces.

En una hora tengo que ir a la cárcel, debía cumplir la promesa de mi mejor amigo que murió por culpa de la policía...me jodió la vida hace tres años. El tenía un hijo, Asher, siempre ha sido muy raro y serio...su padre siempre le enseñó lo que cuesta la vida en la calle y de repente se volvió un gran criminal...con solo 24 años.

Le hacía varios trabajos a su padre o a la mafia en la que estaba y ganaba bastante dinero gracias a eso...pero lamentablemente la policía lo encerró hace cuatro años por secuestro...si la policía supiese que el mato a más de 20 personas lo dejarían ahí hasta que se muera de vejez, pero no, en realidad era un chico muy listo.

[...]

– entra por aquí – dijo el policía

Que asco les tenía...eran unos arruina negocios, como yo los llamo.

Entre a la sala en la que estaba Asher.

– amigo... – le sonreí.

Extendí mi mano y luego la vio para tardar unos segundos en cogerla.

– deberías de saber quien soy... –

– lo sé, el mejor amigo de mi padre – dijo con su voz ronca.

Asentí.

– bueno, supongo que no querrás estar más encerrado en esta pocilga –

Asintió y salimos del lugar.

El respiro profundamente al llegar fuera.

– creo que se que hacer contigo, sube – le ordené.

Ya subidos en el coche se encendió un cigarrillo y suspiró.

– ¿Y bien? –

– tengo una hijastra, que pensé que era mi hija y solo es una bastarda – dije y reí – ya que no podrás conseguir trabajo por tus antecedentes pues yo te daré uno –

MI GUARDIÁNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora