Capitulo 14

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Estábamos entrando a casa y quise ir a mi habitación pero la voz de mi padre me detuvo.

— ¿a donde crees que vas zorra?— me preguntó.

— no soy ninguna zorra — respondí ya cansada.

Le enfrente porque no soy una zorra, eso se lo debe de decir a su hija Devorah.

Su cara era un poema por mi contestación y Asher mi miró sorprendido.

— ¿ah no, y donde estuviste anoche? —

— en casa de unos compañeros, tenía que hacer un trabajo importante para aprobar esa asignatura, te lo explique —

— ¿y yo que te dije? —

— que no, que no fuera —

— por eso ahora estás herida y ya no dormirás en tu habitación por estupida y por no acatar mis órdenes — dicho eso me cogió del brazo.

Me arrastraba a una puerta de casa que está bajo llave ya que nadie baja ahí.

— suéltame, no quiero ir ahí — dije asustada.

Me giré para ver a asher pero el no hacía nada... ¿que tonterías digo? El trabaja para mi padre y es igual de criminal que el.

Bajamos y mi padre me tiro al suelo sucio.

Me intentaba atar pero yo me negaba moviendo mis manos y mis pies para intentar salir corriendo.

— ¡asher sujétala! — grito mi padre y el vino rápidamente.

Me empezaron a agarrar fuertemente de las manos y los pies.

— ¡NO, NO QUIERO! — grite agobiada.

No me gustaba estar atada, me agobiaba mucho no poder moverme y más cuando mi padre apretaba esta mierda.

Mis manos quedaron por mi espalda y era doloroso.

Ya se apartaron de mi y mi padre comenzó a reírse...era un psicopata.

— ahora sí que no saldrás a joder —

Intentaba incorporarme pero no podía, me hacía daño y me agobiaba más.

— soltadme por favor — susurre ya cansada.

Moverme tanto hizo que mi hombro empezara a doler y a sangrar un poco.

Se fueron y me dejaron sola.

Comencé a llorar por la impotencia que sentía, la última vez que estuve aquí fue hace cuatro años por golpear a Devorah.

[...]

Nadie venía y yo seguía en la misma posición, me dolía todo pero preferiría no moverme para no causar dolor en el hombro.

Lloraba todo el rato sin parar por ver que nadie venía a por mi, Nadie preguntaba por mi, nadie se preocupaba y eso era horrible de sentir aunque esté acostumbrada...pero es humillante ver como todas las niñas de mi edad son felices y tienen amigos, familiares que se preocupan por ella, que podrían dar la vida por ellas.

Esta es la vida que me toco y me tengo que aguantar...soy débil y no tengo nada fuera de aquí, volvería y sería peor.

De tanto llorar me quede dormida con la cara pegada al suelo y con frío, pero me daba igual.

[...]

El dolor me despertó abriendo los ojos lentamente mientras me quejaba.

Vi los zapatos de alguien que los reconocí por ser modernos, asher.

MI GUARDIÁNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora