Capitulo 16

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Pegué un puñetazo en la pared haciendo que mi mano sangre.

Había un papel en el suelo y lo cogí para ver lo que era, sus notas.

Todo estaba aprobado con notas normales.

¿Está así por esto?

Me senté para tranquilizarme...estaba saturado, iba a desahogarme con ella y verla así me ponía nervioso.

La volví a mirar e imagine que era mi pequeña hermana...no, no, joderr.

— ¡JODERR! — grite pegándole otro puñetazo a la mesa.

— JJJJ...J — hizo un ruido.

La miré y escupía sangre ya que se atragantaba.

Me fui a ella y la senté pero no tenía nada de fuerza y se cayó en mi hombro.

Le quite los pelos de la cara y aún no era reconocible.

— Alissa, respira —

Hacía ruidos pero no se entendía nada.

Traje un cubo de agua tibia y le limpie todo, era difícil ya que le hacía daño y tenía heridas profundas.

Hice un intento de curarla y la tumbe en el suelo.

No tenía ni una sábana en la que tumbarse ni taparse, una almohada, nada. Estaba muy herida y no podría dejarla en el suelo.

Me senté en el suelo y la cogí en mis brazos, su cabeza quedó en mi pecho y así notaba que podía dormir algo mejor.

Pasaban los minutos y yo solo miraba la pared, ella dormía como un bebé, ni se le escuchaba respirar.

Ya estaba relajado, ver a mi hermana a salvo me relajó pero tenía la necesidad de desahogarme pero frené en cuanto vi a alisa. Ahora no entiendo el por qué de sus golpes.

Me quedé dormido aunque se que mañana me dolerá todo.

[...]

Empecé a abrir los ojos ya que mi cuerpo sentía bastante dolor de estar en suelo y sin moverme en toda la noche.

Ella seguía igual de acurrucada a mí.

— ¿esto que mierda es Asher? — dijo Devorah al verme.

— no te importa — dije susurrando.

— a mi padre si le importará — dijo dejando la bandeja con un pequeño desayuno a mis pies — ¿que te traes con ella eh? — preguntó.

— Devorah, no te importa ni una mierda, vete de aquí si no quieres verme enfadado, te arrepentirás y más si se lo dices a tu padre — lo dije casi gritando.

Su cara era de espanto y se fue.

Alissa seguía sin despertarse.

La tumbe con cuidado y fui a estirarme.

Fui a darles pequeños toques en la cara para que despierte pero le costaba hacerlo.

— mmmm... —

— alissa levanta tienes que comer — dije con una voz elevada para que despierte.

Sin abrir los ojos, negó.

— espabila alissa —

No lo hacía y traje un paño con agua para pasarlo por su cara y que despierte.

— de-déjame... quiero dormir — susurró.

— dormiste toda la noche, es hora de que te levantes —

MI GUARDIÁNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora