Capítulo 32

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Llegábamos en autobús a la policía e íbamos algo tapadas por si nos veía. Realmente estaba asustada, asustada por como lo tomarían ellos, por qué pasaría conmigo, le agradezco a Andrea toda esa ayuda hacia a mi, pero no me sentía cómoda por el simple hecho que podrían venir a por mi.

Llegamos al lugar y fuimos rápidamente dentro.

– hola – saludamos.

– hola señoritas ¿Que necesitan? – dijo una chica con un traje de policía.

– queríamos poner una denuncia –

Ella frunció las cejas.

– okey, seguidme –

Eso hicimos y nos llevó como a una oficina.

– Tom, aquí te dejo unas chicas que quisieran poner un denuncia –

– vale gracias, entrad chicas – respondió el ojeando unos papeles.

Entramos y nos sentamos en las dos sillas frente a su escritorio.

– bueno, contadme – dijo aún sin mirarnos.

Andrea me dió un pequeño golpe en la pierna para que hable.

– quería poner una denuncia a ciertas personas, por maltrato – dije nerviosa.

– ¿por parte de quien? – preguntó el.

– mi padre, Frederic Snow –

– también hay cómplices – salto Andrea.

– bueno si...mi madre...m-mis hermanas –

Me puse nerviosa ya que no las quería nombrar, ellas no lo hacian, ellas estaban amenazadas por ese maldito...pero eso no quitaba nada, podrían ser tres contra uno solo para defenderme.

– falta alguien más –

– no Andrea, solo son ellos –

– Asher, ese tipo te tuvo en su casa por órdenes de Frederic para que la policía pudiese ir a tu casa y asegurar lo que tu familia decía, que estabas en una universidad fuera de aquí –

– el nunca me hizo nada – le dije casi gritando.

– vuestras palabras aún no me sirven – dijo el policía – quiero pruebas –

– ¿Que tipo de pruebas? – preguntó Andrea.

El soltó una carcajada y por fin nos miró.

Miré extraña a Andrea.

– ¿Creéis que esto es una broma? –

– lo que me ha pasado no es ninguna broma – respondí seria.

– para poner una denuncia hay que presentar pruebas, no puedo hacer nada sin eso, no voy a llevarme a ninguna persona sin asegurarme –

– no tengo nada, mis golpes sanaron ya que estuve varios días en casa de un chico que me tenía ahí por órdenes de mi padre, el no me hizo nada nunca y por eso mis golpes sanaron, si no te mostraría todo lo que me hizo ese señor –

Sabía que algo iba a salir mal...

– ese no es mi problema señorita –

– tampoco tenía ningún tipo de camara para grabar o sacar fotos, nunca tuve nada de eso – añadí.

– yo soy testigo – dijo Andrea.

– ¿tu que viste? – preguntó el tomando de su café.

– cuando la conocí ella era extraña y se veía encerrada en ella misma, yo sabía que ocurría algo raro en su casa y decidí ver lo que pasaba, el día que salí de su casa me quedé por la ventana para poder ver algo – suspiró – y vi como le gritaban sin motivo, su padre le golpeó y su familia miraba sin decir nada, y no eran golpes típicos de padre a hija por hacer algo malo, no, eran golpes como si un león atacaba a una gacela –

MI GUARDIÁNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora