Capítulo 7

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Despertó a eso de las once de la mañana con el sonido del agua correr, después de un silencio amplio un par de pasos resonaron en la madera hasta perderse por la alfombra. Sintió el peso de alguien a su lado en la cama y con toda la pereza del mundo abrió los ojos para ver a un castaño sonriente, quien estiro un dedo y le tocó la punta de la nariz para pasar después el pulgar por su labio herido.

—Te prepare un baño de agua tibia con sales, eso me ayuda para relajar los músculos.—Los dedos se deslizan por su frente alejando el cabello oscuro del rostro.

—Gracias.—Murmura aún algo adormilado, no se quiere mover y Donghae parece notarlo, una sonrisa divertida aparece en sus labios delgados. Se inclina para besarle la frente antes de levantarse y rodear la cama.

—Vamos pequeño perezoso, no es momento de seguir durmiendo.—Siente como el castaño jala las sabanas, el edredon y todo lo un le cubriera dejándolo desnudo. Siente la mirada deslizarse por su cuerpo haciendo que se le calienten las mejillas. Una mano lo toma del hombro y lo jala para que quede boca arriba, antes de poder quejarse es alzado en brazos de nuevo y llevado al cuarto de baño. Tiene el rostro ajeno demasiado cerca y sus partes íntimas están muy expuestas, atina a sujetarse de los hombros hasta que llegan al baño.

Lo mete dentro del agua con cuidado para no mojarse el, Hyukjae se deja hacer, apoya los brazos en los bordes para que su trasero no toca hasta abajo, quería evitar el dolor como fuera posible. Ve a Donghae salir de la habitación y volver con un cambio doblado que deja sobre un mueble, se arrodilla a lado de la tina y le sonríe, el le devuelve el gesto agradecido por el trato.

—Iba a invitarte a la pelea que tendré esta noche pero creo que necesitas descansar, puedes quedarte aquí el día de hoy si quieres. No deseo dejarte de ver tan pronto.—Con el dorso de la mano le acaricia el cuello y Hyukjae siente el calor volver a su cuerpo, debía de ser por el agua.

—¿No te molesta?—Pregunta algo avergonzado por seguir en su departamento, sabía cuál era el plan y que el otro quería algo serio pero empezaba a sentirse como un encajoso.

—No, si estas aquí cuando vuelva podremos celebrar. El recepcionista y el portero saben que estas aquí, no te preocupes.—Le da un suave toque en la nariz y un beso en los labios antes de ponerse de pie. Entonces noto que llevaba puesto una chaqueta y una camisa simple debajo, jeans y zapatos deportivos, era lógico ¿No? Ni que fuera a irse desde aquí en pantalones cortos.

Le dice que hay comida o que puede pedir lo que quiera a su nombre, también le menciona que hay cámaras en el departamento a excepción del baño y las habitaciones, solo por precaución. Le vuelve a dar otro beso antes de por fin irse. Hyukjae se recuesta un poco en la bañera y disfruta del agua, cierra los ojos para relajarse tratando de no pensar en nada, en su futura quiebra, en que esta al borde de la cárcel y que no tiene dinero.

Abre los ojos y sacude la cabeza, no se ayudaba en lo más mínimo. Suspiro agitado y pensó en que lo que hacía no estaba mal, le gustaba el hombre, era amable, dulce atractivo y una fiera en la cama. Lo dejo en su casa, vigilado pero solo así que no tenía que preocuparse. Donghae le tendría confianza, se convertiría en su pareja y después accidentalmente el otro descubriría que se fue a la quiebra, le ofrecería ayuda y sus problemas se resolverán cuando le diese el dinero y una vez todo terminase ¿Seguiría con él? No podía decir, gracias por haberme salvado de la ruina y el sexo salvaje ¡Adiós! Eso sería cruel y despiadado.

Se apoyo en la los bordes hasta lograr levantarse, se tomó del marco para poder salir de la bañera, sus piernas aún se sentían débiles pero su cuerpo ya se sentía más recuperado y en forma, no tanto pero si algo decente. Tomo una bata y se cubrió con ella antes de proceder a cambiarse.

Una hora después estaba tirado boca abajo en la cama desecha de Donghae, llevaba uno de sus pantalones de mezclilla que le quedaba grande y un enorme suéter rojo de capucha, las calcetas eran tan calentitas y ya casi se dormía de nuevo. Quería tender la cama como cortesía pero savia que entre las sabanas habría bastantes fluidos así que no sabía dónde estaba la ropa de cama limpia y tenía energía para hacer tanto.

Se levantó y camino por el lugar hasta la sala de estar, daba pasos cortos, no juntaba demasiado las piernas y seguía doliendole todo. Cuando encontró su teléfono lo primero que observo fueron los mil y un mensajes de Hyoyeon pidiéndole detalles, después mensajes de su hermana lo cual era usual y de su ahora contadora que le decía que todo parecía verse salvable.

Desbloqueo su celular y llamo a su amiga para decirle que había una pequeña posibilidad de no terminar el resto de sus días en la cárcel y cuando esta contestó todo fueron gritos y risas.

—Dime la verdad, estas sentado en hielo ¿No?—La burla le dio en su ego como una aguja a un globo. Apretó los labios frustrado y frunció el ceño mientras consideraba hacerlo.

—¡Cállate!—Responde mientras va hacia la cocina en busca de algo de hielo, después de que se sintiera mejor le dejaría una nota con su número y se iría, esperando volver a una cita o lo que fuera eso.

—Vamos, no lo llaman "El tigre Lee" por sus golpes en las artes marciales mixtas, bueno si pero también por lo que tu ya comprobaste.—Su risa es divertida mientras sigue diciéndole más y más cosas sin sentido.

—No se ni para que te llame, solo para que te burlarse de mi.—Hace un puchero con los gruesos labios y le cuelga sin esperar respuesta. Toma un poco de hielo y regresa a la habitación, necesitaba poder caminar de ahí a la salida y tomar un taxi pero para eso tenia que quitarse el dolor o mínimos que estuviera adormilado.

Apuesto el Corazón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora