Capítulo 11

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Atravesar la ciudad y un par de pueblos hasta llegar a la costa no fue el plan de Hyukjae, durante el camino ambos estuvieron en un suave silencio que estaba lleno de miradas tímidas, so risas y frases azar. El mayor descubrió que a Donghae le gusta caminar por la playa, montar a caballo y sentir la suave brisa en las mañanas, mientras que el otro ahora sabe que al pelinegro le gustan las películas o series, escuchar música antes de dormir y las fresas, todo relacionado a estas.

Al llegar, bajaron por las escaleras hacia el mar, el sonido de las olas chocando contra la orilla, fuerte y pacífico de cierta forma. El auto y el conductor se quedaron esperando en el lugar donde aparcaron. Al llegar abajo sus pues se hundían en el suelo, la marea no era demasiado alta y justo frente a ellos había oscuridad, si mirabas al frente, solo al mar, lo único que se distinguían era unos cuantos barcos a lo lejos y el tintineo de las estrellas, como luciérnagas en pleno vuelo.

—Debo admitir que jamás había ido a una pelea de box, o de cualquier otro tipo.—Susurra Hyukjae, trata de comenzar una conversación. Ve una sonrisa aparecer en los delgados labios de Donghae, quien aún tiene la mirada fija al frente.

—Artes Marciales Mixtas.—Corrige con diversión el castaño, siguen avanzando hacia el mar y de pronto el pelingro se cuestiona sin van a entrar al agua.

—¿Disculpa?—Pregunta sin entender la repentina respuesta hacia su comentario. Su acompañante lo ve de reojo antes de volver su vista hacia el horizonte en penumbras.

—No es boxeo, son artes marciales mixtas, pero es bastante parecido.—Responde con cortesía. De pronto se detiene, Donghae se saca los tenis y se quita las calcetas, las deja dentro de su calzado en la arena. Es observado por un par de ojos oscuros que siguen sus movimientos algo sorprendido.

Era verdad que estaban en medio del verano pero aun así el aire era frío y Hyukjae estaba comenzando a preocuparse ¿Y si cogía una pulmonía? Miro a su alrededor dándose cuenta de que estaban solos, las luces de los edificios brillaban tras el auto a unos metros. Era extraño como al frente solo había oscuridad mientras al girarse se tocaban con un mundo lleno de vida y movimiento.

—Me gusta venir al mar después de una pelea, me tranquiliza la quietud de las olas y su sonido —Donghae sonríe frente a el y le toca la punta de la nariz con un dedo de forma juguetona, el mayor no sabe como o que responder pero siente como su rostro se calienta —. Nos necesario que vengas sino quieres, yo ya estoy acostumbrado.

—Me gustaría acompañarte pero moriré de frío.—Se lamenta Hyukjae agachado la mirada, sintiendose mal por dejar al otro ir solo cuando lo llevó ahí para que lo acompañará.

—No te preocupes, quiero que estés completo y sano.—Le dedica un guiño, se inclina a su lado para darle un beso en la mejilla antes de retirarse corriendo al mar.

El pelinegro lo ve saltar al mar, las olas golpear su cuerpo vestido y revolcarse una y otra vez. Por un momento cree que no saldrá o se ha ahogado y se pone listo para correr en sí rescate pero no es así, no es necesario. Donghae sale una y otra vez del mar, luciendo más feliz y libre que antes. Hyukjae se da cuenta que le gusta verlo de esa forma, como un niño pequeño jugando en el mar, nadando de un lado a otro y disfrutando. Le gustaba, realmente le gustaba Lee Donghae.

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Hyoyeon había pensado en llamar a su amigo y socio, claro que si, pero se había ido a una cita y ella no era quien lo arruinaría ¿Cierto? La caída de los números de la editorial, quizá lo hiciera. Yu Bin, su contadora le llamo con urgencia ya que los fondos que tenían de pronto habían desaparecido. La castaña creyó que su inteligente y astuta contadora había cometido un error, pero no.

Llego a la oficina como alma que lleva el diablo, y no estaba muy lejos de ello. Corrió hacia la oficina de la chica y cuando esta le dijo lo que pasó sintió como todo daba vueltas a su alrededor. Al parecer el dinero que tenían para mantener a flote la editorial y sacar ganancias de la revista había sido retirado. ¿Cómo fue posible? Ese dinero estaba en la cuenta bancaria de Lee Sora y ahora está, con el gran corazón que tiene acababa de donarlo a una fundación.

—¿No hay más dinero? ¿Ahorros? ¿Seguros? ¿La revista realmente no deja nada?—Yu Bin la interroga, tratando de encontrar una solución, de ayudarlos porque ahora ella también estaba dentro de la ecuación. Aunque lo peor que le pudiera pasar era el despido, para alguien con antecedentes penales era casi la muerte.

Hyoyeon quería responder, recordar y pensar que si hay algo. Que en algún lugar tienen dinero que no recordaban lo cual les salvaría el pellejo pero no fue así. Quería ahorcar a Hyukjae por no sacar el dinero de la cuenta de Sora pero no era tan fácil, después de todo era de ella, y retirar no era igual de fácil que vaciar. Sentía como si una enorme larga de luces rojas se prendieron sobre ellos, diera vueltas con ese horrible sonido de las patrullas, casi ve los ceros en rojos mientras un enorme letrero neón que dice "Peligro" completa la imagen en su mente.

Solo les quedaba una opción viable, y era la del hijo del juez, con un excelente gancho y sus cuentas bancarias a punto de explotar. Hyukjae tenía que hacer que Lee Donghae perdiera la cabeza por el, que se enamorara y los salvará de caer en el precipicio porque ahora estaban a punto de ahogarse y no podía ver otra salida. No una buena.

Apuesto el Corazón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora