Capítulo 10

588 85 44
                                    

Hyukjae avanzaba con cuidado entre la multitud de gente. Debía admitir que los lugares así de escandalosos no eran precisamente de su agrado, con Hyo tenía más que suficiente. La castaña lo empujaba con poca amabilidad para que el fuera quien abriera camino, los asientos estaban en primera fila lo cual debía de suponer era bueno. Las gente se apiñaba en los pasillos y frente a la jaula como si ahí se fueran a quedar. Después de varios empujones  y trastabillar por fin llegaron a sus lugares, todas las filas se repartían en un amplio círculo, terminando en el ring justo al centro. Había luces por todos lado o al menos el lo sentía de esa forma.

Trato de sentirse cómodo en su lugar, cruzo las piernas y apoyo ambas manos en el pasabrazos en lo que paseaba la mirada por todo el lugar. Hyoyeon a su lado miraba todo maravillada, le entendía. Ambos eran personas de oficina, su tiempo en la facultad se basaba en estudiar, estudiar y seguir estudiando. Los lugares a los que fueron eran el dormitorio, los salones y la biblioteca. Las fiestas les parecían molestas y a pesar de que se rumoreaba sobre cierta "peleas callejeras" el jamas vio una. Así que estar ahí, con tanta gente es algo nuevo.

Había muchos gritos por parte de las personas pero cuando el evento comenzó creyó que iba a quedarse sordo. Alguien hablaba por el altavoz pero el no entendía, las personas se colocaron de pie, el no lo hizo ya que tenia perder su lugar y no pareciera que fueran amables si se los exigía.

Se encogió en sí mismo, debía de admitir que se sentía algo fuera de lugar, un suéter lila parecía resaltar demasiado entre la ropa de los demás cuyas gamas de colores iba de negro a gris. Había unas cuantas personas de traje a lo lejos pero estaban casi del otro lado, aún así se sentía demasiado ajeno. Otro grito aún más fuerte lo hizo saltar, entonces lo vio cuando entró a la jaula. Llevaba sólo el pantalón corto de color blanco, estaba descalzo y solo llevaba unos guantes parecido a los de boxeo pero sin la punta de los dedos y más delgados. Lo vio acercarse al entrenador y caminar sobre la lona.

El grito de Hyo a su lado lo asusto pero eso no hizo que apartara la mirada de los gruesos muslos de Lee Donghae, la amplia y musculosa espalda y su abdomen. Cuando el contrincante entró al ruedo aparto la mirada para dirigirla a sus manos. Lo invito a la pelea para que la viera no para que se lo comiera con la mirada.

Cuando la campana resonó en el techo, salto en su lugar de un susto. Alzó la mirada de nuevo y por una milésima de segundos Donghae también lo veía, pudo jurar que le dedico un guiño antes de que empezara la pelea. Volteo hacia su amiga para averiguar si no se lo imagino. Sin embargo, ella estaba demasiado ocupada dando saltos, gritando y lanzando puñetazos al aire. En definitiva se adaptaba mejor a ese ambiente de lo que él lo hacia.

Regreso su atención a la pelea, agradecía estar en primera fila o no vería nada. A través de la malla podía notar a las dos personas que iban de un lado a otro. Escucho vagamente por el altavoz, en medio de tanta palabrería que dijeron "El tigre Lee" de inmediato su mente se fue a lugares nada decentes. En especial a la primera noche que se conocieron y lo malditamente bueno que era para...

Los gritos del lugar lo trajeron a la realidad una vez más, miraba brazos atravesarse en su campo e visión, Hyo lo tomó del hombro, jalando su suéter, lo sacudió como muñeco mientras gritaba feliz.

—¡Ganó!—Vio su rostro brillante en sudor y su felicidad reflejada, cuando observo la jaula, ahí estaba de pie, el referring lo tomaba de la muñeca para alzarla en lo alto proclamandolo ganador. Se había perdido de la pelea o fue bastante rápido.

La castaña le explicó que suelen ser tres encuentros pero que no fueron necesario, el quería preguntar porque cuando vio al contrincante completamente irreconocible.

Que Dios se apiade de su alma si algún día Donghae llegara a enterarse de la principal razón por la cual se acerco a el. Hyoyeon ya le había dicho que si eso pasaba ella se echaría la culpa, aún así se sentía algo mareado por toda la situación.

Entraron otros boxeadores al ring, empezó a preguntarse si deberían irse o no. No tenía muchas ganas de quedarse demasiado tiempo, no era un lugar que frecuentara continuamente. Afortunadamente un chico decidió por el, era alto de cabello castaño, ojos grandes y una sonrisa amable, les pidió que lo acompañaran.

Salieron del lugar entre abucheos y vítores de las personas, el sonido le aturdia, casi provocandole dolor de cabeza. Logran salir hasta la calle donde hay un auto estacionado justo al frente, el chico lo señala con una sonrisa.

Hyukjae toma a su amiga por el brazo y avanza hacia el frente pero ella no se mueve, se gira y la ve sonreír, tiene esa sonrisa que siempre ha significado "peligro."

—Ambos sabemos quien está ahí. Ahora ve mientras yo regreso a casa en tu auto, te prometo que manejare con precaución.—Le dedica un guiño a la vez que se inclina al frente, mete la mano en la bolsa de su pantalón y saca las llaves antes de irse corriendo al estacionamiento. —¡Le agradeces de mi parte!—Grita antes de desaparecer.

Cuando entra al auto, por un momento cree que lo van a secuestrar pero cuando alza la mirada lo ve, el cabello despeinado y húmedo, el labio partido y líneas rosas en la mejilla. Traía un enorme suéter negro y un chándal gris, le sonrió, se inclino al frente para tomarlo del cuello acercándolo más a él y besarlo.

—¿Me extrañaste?—Pregunta el castaño con una sonrisa divertida y casi inocente. Los ojos brillantes y atentos. Hyukjae solo logra asentir antes de que lo besen de nuevo y deje de pensar, ya podría reprenderse por eso después.

Apuesto el Corazón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora