Hyukjae saco a Jackson de su casa entre reclamos y golpes, tenía la cara y las mejillas ardiendo de la vergüenza. Cuando cerró la puerta se quedó quieto viendo la madera con los nervios agobiandolo. Escucho los pasos de Donghae a sus esoaldas, por un momento pensó que se había enojado o algo hasta que lo tomó de la cintura.
—Lo siento, es un tonto que solo habla por hablar —Explica mientras se gira para estar cara a cara. Ve la sonrisa aparecer en los labios del castaño y se calma.
—No te preocupes, si es tu amigo...
—Lo es, solo amigos. No hay nada más entre nosotros —Niega con los labios apretados. Se detiene y ve los ojos marrones del boxeador, como brillan brindándole toda la atención del mundo.
—¿Enserio? Porque ya casi aceptaba lo del trío —Le dedico un guiño juguetón provocando que se pusiera rojo, balbucea sin saber que decir, procesa la información lentamente a la vez que la idea le parece tan extraña.
—Deja de bromear —Reclama Hyukjae dándole un manotazo en el pecho, Donghae ríe por la acción pero nada más —¿Estas bromeando? ¿Cierto?— Indaga con algo de preocupación en su voz, el mayor solo se encoge de hombros y se abalanza a los gruesos labios.
Es verdad que el castaño se sintió algo celoso del tal Jackson, pero verlos bromear de esa forma entre ellos. Además de que la reacción del pelinegro le parecía adorable, su piel pálida manchada de rubor solo lo hacía ver tan tierno. Por ello lo besaba, lo arrinconó contra la pared y su cuerpo, deslizó sus labios por el cuello delgado y la lengua por la suave piel. Lleva las manos al pequeño y tierno trasero, usando el dedo medio para presionar su entrada, logrando que salte jadeante.
—¿Sabes cuanto te he echado de menos? —Le da una nalgada que solo junta sus cuerpos, cuela la mano bajo la ropa de pijama sintiendo la piel bajo sus dedos. Hunde la nariz en el cuello absorbiendo ese dulce aroma.
—Empiezo a tener una idea —El aire se va de sus pulmones, Hyukjae se abraza a los hombros del mayor, siente las caricias, los besos, la voz ronca contra su oído. Su miembro va despertando, se frota contra el cuerpo ajeno y esa electricidad lo sacude por unos segundos.
De pronto Donghae se detiene, se aleja solo para poder verlo de frente. Sonríe acariciándole la mejilla, pasa la yema de los dedos por los labios rosas, por la piel inmaculada, ve un lunar en la mejilla, los ojos negros luciendo profundos. Era una imagen tan hermosa que quería atesorarla en su mente.
—¿Quieres que siga?— Pregunta al ver como el otro se aferra a él. Por un momento Hyukjae parece confundido, parpadea viéndolo con la pregunta en su mirada, entonces su rostro se tiñe de escarlata y asiente mordiendo sus labios, como una invitación.
El boxeador lo besa una vez más, hunde la lengua en la cavidad ajena, succiona, lame y muerde lo que puede antes de separarse dejándose caer de rodillas. Lo ve desde abajo y sonríe, jala el borde de las pijamas dejando a la vista los huesos de las caderas. Donghae se inclina para lamerlos, mientras termina de deslizar las prendas hasta sus rodillas, toma sus glúteos con ambas manos, empujándolo más hacia el.
Hyukjae esta duro, su virilidad esta en toda su gloria a centimetros de su rostro. Gira el rostro y pasa la lengua por la base, humedece un poco antes de soplar juguetonamente provocando un quejido algo agudo por parte del mayor. Se pone de pie y lleva dos de sus dedos a los labios del pelinegro, los presiona hasta que los separa, hasta que los chupa, empapandolos y moviendo dentro de la boca ajena. Una vez están húmedos los saca, se inclina lo suficiente para que el calor entre ellos aumente.
—Me haces el favor de abrirte un poco para mi —Susurra con la voz ronca, un tono juguetón y retador que hace temblar de deseo al otro. Hyukjae lleva sus largos dedos hasta su trasero, toma sus glúteos y los separa, tiene la vista puesta en el cuello bronceado de Donghae pero la vista de este esta sobre el.
Apenas lo siente tentar un poco y en cuestión de segundos es penetrado hasta el fondo. Los dedos se abren lugar en su interior, lo toma por sorpresa. El castaño se deja caer al suelo de rodillas, le manda un beso antes de tomar su miembro en la boca, todo desaparece entre los delgados labios que se estiran alrededor de su pene.
—¡Donghae! —Le llama sin saber que hacer, toma el cabello castaño en un puño, los dedos se abren dentro de él, al mismo tiempo que la lengua pasa por la punta haciendo ese movimiento que lo hace gemir, alto y claro. Las piernas y el esto de su cuerpo tiemblan, agacha la mirada y la imagen es tan sucio que teme correré con la sola visión —¡Nghh! —Es incapaz de hablar, solo produce sonidos incongruentes mientras una lengua y un par de dedos lo llevan a su perdición.
Su cabeza golpea la puerta con fierza, en ese momento solo es una molestia pero el sonido que hizo indica un chichón más tarde. No quiere correré, no aún, no sería justo para Donghae pero no puede aguantarse, cuando los dedos encuentran su punto dulce y la boca de Donghae se mueve simulando que se lo está jodiendo, no puede más. Llega al orgasmo entre sacudidas que le erizan la piel, que lo hacen hundir los dedos en las hebras castañas, que provocan que retira los dedos de los pies, que vea punto rojos a través de los párpados y que el sonido se escape de sus labios bruscamente.
Hyukjae se siente en una burbuja por tantas atenciones, por los besos que suben desde su abdomen, pasando por el pecho, jugando con los pezones, el cuello para finalmente tomar sus labios.
Se siente tan feliz, tan pleno y en paz que teme que sea un sueño. Ve a Donghae sonreírle con tanta dulzura que le enternece ser corazón. Hay una sensación cálida que se extiende por su cuerpo, una sensación que llega para quedarse, al igual que Lee Donghae, su tigre. Porque eso va a ser, suyo.
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Apuesto el Corazón
Fiksi PenggemarHyukjae es un hombre serio al cual le gusta manejar sus citas a discreción, especialmente por la poca aceptación hacia las relaciones homosexuales. Pero un error en las finanzas y despilfarro exagerado lo lleva al borde de la quiebra y hay una luz a...