Capítulo 24

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Hyukjae estaba abrazado a Donghae, se supone que ese día sería la cena con la familia de su novio pero no asistieron. Estaban los dos en el departamento del pelinegro, en medio de besos y abrazos.

—¿Realmente te tienes que ir?— Pregunto el mayor besando los delgados labios del otro, la dulce sonrisa de su novio le llenaba de paz.

—Sí, mañana tengo una pelea y debo entrenar —Le besa la mejilla y el cuello haciéndolo reír. Donghae se aparta, dándole un último beso para salir por fin del departamento. 

—Te veré mañana por la tarde ¿De acuerdo? —Donghae toma sus cosas y abre la puerta, Hyuk camina hasta el marco y sonríe ampliamente.

—De acuerdo tigre —Gruñe por lo bajo y el castaño ríe divertido, dedicándole un gruñido antes de irse. Cierra la puerta con una tonta sonrisa en sus labios.

Iba en dirección a la cocina a buscar algo dulce cuando el timbre de la puerta vuelve a sonar, va imaginando que es Donghae y olvido algo pero al abrir se encontró con su suegro. No le dio tiempo de reaccionar, entró como si fuera su casa, avanzo por el lugar viéndolo de arriba a abajo, camino hasta la sala de estar y se sentó en el sofá donde habían estado el y Donghae hace unos minutos.

—Señor Lee...—Comienza con los nervios y el miedo a punto de hacerlo desfallecer.

—Imagino que ya sabes que seré el juez quien evaluará tu delicado asunto con hacienda. Así que seré breve —El hombre le sonríe y eso le da escalofríos, se deja caer en el sofá frente a este sin saber que decir.

—Yo...—Comienza con la voz temblorosa pero es detenido con un solo movimiento de mano.

—Puedes seguir con mi hijo, tener una relación y sacarle todo el dinero que quieras, siempre y cuando no te moleste cargar en la conciencia el hecho de que tu socia, tu contadora y algunos de los jefes de departamento de la editorial terminen en la cárcel, porque eso pasará sino te alejas de Donghae. Pero si terminas con él, no sólo terminar, sino que le digas que estás con el por dinero, que te revolcabas con otros por las mismas razones y que lo dejarás debido a que ya tienes lo que quieres. Y se convincente, en ese caso serán libres. —El hombre se recarga en el sofá cómodamente.

—Yo no estoy con su hijo por dinero, entienda que yo lo amo, él...

—Para que veas que no trato de engañarte —Abre su portafolio y deja sobre la mesilla de noche un sobre, lo señala para que Hyukjae lo tome y esté lo obedece. Esta demasiado ansioso como para pensar con claridad.

El pelinegro lo abre y se topa con un cheque de más de ocho cifras, alza la vista confundido y asustado.

—Donghae podra ser ingenuo pero no es estúpido, si lo terminas y se da cuenta que te envíe a la cárcel sabrá que tuve que ver en ello, y si le enseñas ese cheque le diré que te lo di después de que te acostaste conmigo y meteré a algunos de tus trabajadores a la cárcel como reprimenda. Así que empieza a planear bien un adiós y desaparece como la paria que eres. —Hay una sonrisa petulante en los labios del hombre que lo ve casi con odio.

Se pone de pie y abre la puerta de su departament, se detiene en el umbral y se gira hacia él.

—Por una vez en tu vida, no seas egoísta y no pienses en ti —Le dedica un guiño y se va, dejándolo solo, devastado y con el corazón a mil por hora, las lágrimas derramándose, sintiendo como su dolor lo ahogaba lentamente. Cae el suelo con la sensación de asfixia y el dolor en su cuerpo. Se siente acorralado, perdido.

Ve el cheque entre sus dedos temblorosos, es verdad que cometió un error cuando se acerco a él, pero ya lo habían aclarado, ya habían arreglado todo y el otro le dijo que no le importaba. Ahora su corazón parecía caer en un abismo de pena, se sentía entre la espada y la pared, a punto de contarle la cabeza y no era a él, sino a Hyo, a Yu Bin o alguotro de sus trabajadores. Había demasiada responsabilidad en sus hombros y mucho que sacrificar, que podía hacer él contra un juez, eran prácticamente intocables.

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Donghae estaba en el gimnasio, había terminado de entrenar e iba a tomar una ducha para dirigirse a sí casa a descansar. Tomó el teléfono y llamó a Hyukjae pero fue enviado directo a buzón, le pareció extraño pero solo se encogió de hombros, probablemente se descargo y se quedó dormido, estaba muy agotado. Se permitió sonreír por el recuerdo de este en sus brazos.

Apenas tomaba sus cosas cuando su padre lo llamó, sé dio la vuelta para verlo de pie a un par de metros. Había una sonrisa triunfante, probablemente había ganado algún caso. Lo saludo con un abrazo, bastante alegre.

—¿Qué te trae por aquí? —Pregunta Donghae curioso, ya era tarde y había terminado su entrenamiento como para que quisiera aconsejarle.

—Quiero invitarte a cenar, habrá una exhibición de obras de arte en el centro de la ciudad, las pinturas son de tu estilo ¿Vamos? —Le toma del hombro dándole un suave empujón, para que camina a las duchas y el castaño se deja hacer.

—Esta bien —Responde con una sonrisa, saldría a distraerse un poco, tal vez mañana por la mañana pueda hablar con Hyukjae, quería que ambos salieran de vacaciones, solos. Para disfrutar del uno del otro sin interrupciones, hace tanto que necesitaba esa compañía en su vida y ahora por fin la había encontrado, había encontrado la felicidad y era hermosa.

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