Arthit y Kongpob: Vida de Casados (Libro 2 de 3)

Capítulo 15: Saliendo del Paraíso

"Bubblegum."

Arthit compró todo el día antes e hizo la cena para los niños. Pasó la mañana moviendo todo para que pudiera tener una excusa para dejarles el equipo deportivo, y estaba agotado.

Puso su cabeza sobre el hombro de Kong, se mecían lentamente de ida y vuelta bailando lentamente. Kongpob besó su cabello. " Deberíamos acostarnos temprano esta noche, P' Arthit." Sus brazos estaban alrededor de Arthit.

Arthit estuvo de acuerdo, él asintió y luego lo sostuvo más fuerte. Después de que la música se detuvo, Arthit estaba demasiado cansado para prestar atención a los sonidos del exterior. El zumbido del aire acondicionado ayudó. Bloqueó los extraños crujidos en el bosque a su alrededor.

Comieron sobras frías, y Kong limpió todo. Incluso después de que la música se detuvo, Arthit estaba demasiado cansado para prestar atención a los sonidos que venían de afuera. El zumbido del aire acondicionado ayudó a bloquear los extraños crujidos en el bosque a su alrededor.

Arthit se duchó y se puso su bata de baño. Para cuando Kong había hecho lo mismo, lo había encontrado durmiendo en la mesa de la cocina. Su cabeza había caído contra la ventana. El té que había hecho aún estaba caliente en la taza. Arthit había puesto las galletas favoritas de Kongpob en un plato con su taza de te servida y cubierta.

Kong luchó con el gruñón para llevarlo a la cama.

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4:00 am. está lloviendo... no, era una lluvia torrencial.

Kongpob en un profundo sueño de repente se encontro en el cuerto de Arthit sobre él el con todo su peso encima. Sus dedos de Arthit se clavaron en la parte superior de sus brazos, y sus cabezas se golpearon fuertemente.

Kong había dejado el control remoto al lado de la cama. Él lo agarró y encendió la luz. Cada uno se frotó sus frentes.

"Kong! ¿Qué está pasando?" Arthit gritó más fuertemente.

Kong no estaba lo suficientemente despierto para saberlo aún. Había sonidos y ruido de madera crujiente. Ruidos que vibraban profundamente en sus pechos, parecían estar cercanos.

Kong puso su mano en el corazón de Arthit y trató de calmarlo. "Quédate aquí, P'."

Su marido estaba sentado de rodillas, en el centro de la cama cubriendo sus oídos. Arthit estaba aterrorizado. Kong podía ver que no respiraba, y tampoco escuchaba lo que Kong decía.

"Dónde está la linterna, P'Arthit."

Kong se puso sus boxers y se acercó a su extremo de la cama. Arthit estaba tan asustado que no pudo responder. Sólo señaló a los cajones de la cocina. Arthit lo siguió justo detrás de él. Kong se giró y le sacudió sus hombros. "P', dije que te quedaras quieto."