Capítulo 28: El Amor se Suma

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Los sedimentos se acumulan en los ríos y en el fondo del mar. Cada día trillones de partículas microscópicas se hunden, se acumulan y se compactan. Algunas partículas son minúsculos trozos de roca quebrada preexistente. Otros son polvo de los desiertos del otro lado del planeta, atrapados en vientos alisios. Este polvo viaja a la atmósfera exterior y de regreso. Trozos de vegetación muerta o los restos de carne y hueso animal no comido se suman a las capas que los eones establecen.

Cuando pasa suficiente tiempo, termina con un nuevo tipo de piedra. Donde sea que encuentres esta piedra, es única. Sus partículas habrán sido diferentes del resto, y por lo tanto, no hay dos sedimentos iguales.

Arthit y Kongpob llegaron a saber que los recuerdos y el amor funcionan muy igual. Un toque, una mirada, un susurro en su oído, la sensación de sentirse seguro, o la calma de su propio corazón latiendo, guardamos todas estas cosas. Nuestros corazones acumulan sentimientos, y nuestras mentes recogen y compactan cientos de recuerdos cada día. Después de adquirir suficientes, se convierten en algo tan sólido como una roca.

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"P'Arthit, háblame del sueño."

La cara de Arthit estaba en total incredulidad. "Ahora, Kong? Mientras me haces esto."

"Sí, ahora. No me importa por dónde empieces. Sólo dime cualquier parte."

Kongpob no hacía todas las cosas que solía hacer. No calentó a Arthit y lo hizo relajarse. En lugar de eso, estaba hasta las pelotas y lo hacía gemir.

Su cara estaba cerca de Arthit, y sus respiraciones fatigosas movían el flequillo de Arthit.

La mirada saciada de Arthit era un vacío, y absorbió a Kongpob. Estaba atrapado de nuevo, estaba atrapado en el ingenioso tejido de seducción de Arthit, de la manera que solo Arthit podía hacer.

"Ok, Kong, te diré más, pero tienes que cerrar los ojos. No puedo hacerlo si me estás mirando."

"Esta bien, P', cierro mis ojos."

"Y tú también tienes que dejar de besarme, Kongpob. Me duelen los labios."

Kong ya había marcado un ritmo. Cada golpe se prolongó tanto como pudo. A veces se retiraba completamente y se tomaba su tiempo para volver a entrar.

Miró por última vez la cara de Arthit y dejó que sus párpados se cerraran.

Los dedos de Arthit estaban extendidos y sujetados a los hombros de Kong. Cuando estaba seguro de que Kong no podía verlo más, comenzó a contar los detalles.

"Estoy esperando a que vuelvas a casa del trabajo, pero no es en nuestro condominio. Estoy en una gran casa. No la reconozco, pero tengo la sensación de que nos pertenece."

Arthit aclaró su garganta. Kong podía sentir su timidez a través de cada parte de Arthit. Su piel, su aliento y el sonido de su voz le dijeron, pero era sobre todo la forma en que se aferraba a Kong.

"Tengo puesto mi uniforme de secundaria porque me dijiste que lo usara. Estoy tan avergonzado."

Detrás de la oscuridad de los párpados de Kong, se imaginaba a Arthit en esos ajustados shorts azules escolares. De la cabeza a los pies, ondulaba con lujuriosa perversidad.

¡El culo de Kongpob recibió otro golpe mordaz!

Arthit estudió las expresiones de Kong y la forma en que sostenía su boca. La mención de su uniforme escolar cambió la cara de Kongpob de nuevo.

"¿Que quiere decir esa gran sonrisa, Kong? ¡No sonrías!"

"Oh, lo siento, P'. Por favor, no te detengas ahora. Sigue contando la historia."

Arthit y Kongpob: Vida de Casados (Libro 2 de 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora