Capítulo 30: Recompensa

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Karin era de Polonia y le dijo a Arthit que no conocía a ninguna persona gay en el mundo real. De hecho, era la única persona que conocía que leía mangas Yaoi y veía la serie de televisión boys-love. Las chicas con las que viajaba eran todas de diferentes países de Europa del Este, y sus historias eran muy parecidas a las de ella. Todas se conocieron por Internet.

Señaló a tres lindas chicas japonesas, las administradoras y organizadoras del club. Había dos de Brasil, otras dos de la Ciudad de México. Estuvieron representados los Estados, Canadá, Portugal y los Países Bajos.

Karin confesó que aún no había aprendido los nombres de todas, pero que su viaje solo había empezado. Su última parada sería en Bangkok, en los estudios de GMMTV, donde habían arreglado para conocer a algunas de las famosas parejas de chicos.

Esta dulce chica polaca de veinte años tenía un gran sentido del humor. Sonrió a los chicos y se golpeó el muslo. "Tenemos una enfermera en nuestro grupo, así que deberíamos estar bien si alguien se desmaya."

Pobre Karin, podría haber usado la atención de esa enfermera cuando Kong dijo: "Conocemos a todas las parejas de las que estás hablando; también vemos esos programas." Preguntó: "¿A quién vas a conocer? Pick y Rome, Guía y Tanai?" Kong empujó sobre el hombro de Arthit y casi lo tumba. "Tal vez miren a Yim y Asawin." Kong el provocador... "Asawin es el favorito de P'Arthit."

Kong extendió la mano y tocó la rodilla de Karin con su dedo índice. Se estaba divirtiendo mucho en su humor picaro. "Ten cuidado con esos chicos. Interpretan a personajes gays, pero en sus vidas personales, no lo son."

Hizo una sonrisa tímida. Karin no pudo mirarlos cuando dijo, "No estoy segura de si alguno de esos tipos ya me importa. Ustedes son mi primera nave de la vida real." Murmuró, "Ustedes dos son más guapos que cualquiera de esas estrellas de la televisión."

Mientras Arthit se sentaba y charlaba con la chica, la cabeza y el corazón de Kong estaban llenos de recuerdos. Hoy, el sol arde muy caliente, pero el calor que sentía Kong estaba en el interior. Recordó la cara de Arthit, escupiendo un rojo enojado cuando Kong lo humilló delante de sus amigos, compañeros Hazers, y toda la clase junior. Arthit no lo sabía entonces, pero Kong ya creía que era generoso, amable, hermoso y posiblemente fuera de los límites de su alcance.

Recordó sus primeros ataques reales de celos. Cuando no tenía nada de gracioso. Antes, ni él ni Arthit sabían que la confianza era el problema. Una vez que la confianza, los celos serían mucho más fáciles de tratar. Fue una sensación maravillosa, sabiendo que ahora podían hablar y reírse de ello.

Todos sus recuerdos con Arthit eran cálidos. Incluso las discusiones y peleas. Peleas que más tarde resultarían ser algo menos importante de lo que Arthit era para él. Estos pensamientos eran cálidos porque Kong sabía que había aprendido algo de ellos. Elige tus batallas no es solo un viejo dicho, sino que tiene significado y tiene perfecto sentido.

Arthit y Kongpob: Vida de Casados (Libro 2 de 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora