Capítulo 4: Monerías

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Historia de: @Kramdrof

Traducido por: JCM

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Kong llevó todas las cosas y mostró el camino. Se detuvieron donde había una bifurcación de tres puntas en el sendero.


El parque tenia pequeños mapas y guías de los diversos encantos que contenía. Tantos que no sabían por dónde empezar. A más de mil kilómetros cuadrados, el parque era demasiado grande para cubrirlo en sólo una visita de tres días.


Kong quería ver las cataratas. El ingeniero interno de Arthit quería ver la presa.


Ambos querían ver al Buda sentado, y estuvieron de acuerdo en que la escalada en roca sonaba desafiante pero divertida. También decidieron abandonar el Crucero del Río Ping, hasta la mañana siguiente. Su último día en el parque sería un largo paseo.


Algunas cosas tendrían que ser borradas de la lista. No había tiempo suficiente para hacerlo todo.


Kong sostuvo la mano de Arthit mientras caminaban. "Esto significa que tenemos que volver algún día, P'. Tengo que admitir que me gusta tu estilo de acampar. Hemos podido pasar todo el tiempo juntos y anoche..."


Kong cortó su oportunidad de burlarse de Arthit una vez más. Sabía que la próxima vez que Arthit le advirtiera llamar a su madre, seguramente lo haría. Kong también sabía lo que ella diría. "Sé amable con tu P'Arthit, él hace todo por ti... y más te vale... bla, bla, bla."


Había un buen camino y menos recorrido que los demás, y Kong decidió tomarlo. "Por aquí, P'."


El rastro se hizo más estrecho, crecido, y más y más empinado. Se retorcía y giraba alrededor de los árboles. El camino atravesaba dos diferentes corrientes montañosas.


En la primera, Kong caminó detrás de Arthit y lo sostuvo por la cintura mientras cruzaban el tronco caído. Era la única manera de cruzar el agua que corría. El segundo fue más fácil, Arthit y Kong se quitaron las botas, cargándolas sobre sus hombros. Era un poco profundo, y caminaban río arriba con agua hasta las rodillas y contra el flujo del río. Al llegar a una piedra como una isla, se sentaron en medio de ella y compartieron una botella de agua.


"Kongpob, ¿estás seguro de que vamos en la dirección correcta? Nos dirigimos hacia la presa, ¿verdad?"


"Sí, P'."


Hasta ahora, Arthit había brincado cuando vio a una salamandra. Gritó cuando pasó por delante de una telaraña gigante. Sus ojos enormes, buscando al creador de la maravilla tejida. "Kong, ¿crees que la araña que hizo esta tela es venenosa?"


Cuando le cayó baba de un caracol, Kong pensó que a Arthit le iba a dar un ataque.


Kong ayudó a Arthit a subir y pasar un tronco del árbol que bloqueaba completamente el camino. Estaba cubierto de musgo húmedo y era tan resbaladizo como el hielo. Arthit se detuvo un minuto para recuperar el aliento. El bosque que los rodeaba estaba repleto de vida salvaje.

Arthit y Kongpob: Vida de Casados (Libro 2 de 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora