Arthit y Kongpob: Vida de Casados (Libro 2 de 3)

Capítulo 6: Flujo de Agua Helada

Historia de: @Kramdrof

Traducido por: JCM

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La mezcla de agua caliente y fría incitó algunas sensaciones extrañas. Este flujo, sólo por casualidad, pasó a ser muy helada.

Kong sólo había estado haciendo durante cinco minutos cuando Arthit comenzó a hacer un sonido chirriante diciendo, "Ha, sí..."

Kong siguió adelante. Bombeó el puñado y deslizó su boca dolorosamente despacio desde la perilla hasta la base. Sin embargo, se dio cuenta de que las piernas de Arthit se estaban endureciendo y que había rizado sus manos con fuerza.

Arthit chirrió de nuevo.

Kong lo dejó caer de su boca. La polla hinchada aterrizó con fuerza en el estómago de Arthit.

"¿Qué pasa, P'?"

Arthit estaba jadeando. Él apretó sus brazos a sus lados. "¡Ey! Está helado."

Una larga corriente de agua helada de la fuente fría había encontrado su camino a la roca lisa que habían elegido para el masaje de Arthit.

El masaje terminó, y la mamada experta que Arthit estaba recibiendo había tomado prioridad.

Había recostado la cabeza sobre la piedra, y mientras el agua fría se precipitaba desde las cataratas de arriba, salpicaba contra su cabello. Las olas del aerosol frío se estrellaron sobre sus hombros y sobre ellos. Los pezones y el pene de Arthit eran duros como la piedra en donde estaba acostado.

Kong ofreció moverse a otro lugar, pero Arthit dijo, "No."

"Sí, jefe," pasó silenciosamente por su mente.

Kong sonrió mientras miraba hacia arriba de entre las piernas abiertas de Arthit. Él también podía sentir el frío. Miró a través de su propio flequillo largo para ver a Arthit temblar.

Arthit devolvió la sonrisa con los dientes apretados. "No te detengas."

Kong se quedó con su siguiente pensamiento. "Mi Arthit, es un tonto para el castigo."

No era la primera vez que sucedía desde que estaban allí. Arthit sabía que el agua caliente vendría otra vez, y cuando lo hiciera, se relajaría y gemiría.

Desde donde estaba Kong, observó los cambios que un hombre esperaría al ser rociado con agua helada. El cuerpo de Arthit ahora cubierto de piel de gallina, y sus bolas se apretaron, escondiéndose casi dentro de su cuerpo. Kong decidió que pondría su boca sobre ellos y los calentaría con su calor.

A Arthit le debe de haber gustado, levantó la cabeza y observó. Él tenía razón, el flujo caliente vino de nuevo, y Kong podía sentir los músculos tensos de Arthit relajarse.