Capítulo 6

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Iván

Llegamos a la hacienda y ya nos estaban esperando.

Mi apá se presenta y queriendo o no queriendo dijo mi nombre, yo se lo quería decir a la vaquerita.

Bajo y acomodo el armamento como me encargó mi apá así que me dirijo a mi cuarto, que aún no sé cuál es, comienzo a subir las escaleras y se escuchan pasos, me quedo donde estoy y me retranco del barandal, es la vaquerita y su amiga.

—Señoritas —me quito los lentes y les sonrió.

—Hola —me saluda la amiga.

Yo quería que me saludara la vaquerita.

—Permítanme presentarme soy Iván.

—Un gusto, soy Isabel

Mierda es la Isabel de la que me habló Jacinto, digo José, no puede ser, o si.

—¿Y usted señorita? —miro a la vaquerita.

—Bryana, vámonos Isa.

Zaco tráiganme una cobija, me congele con sus palabras, qué frío.

Se van y me dejan parado ahí como idiota, bueno ya que, termino de subir las escaleras y recorro un pequeño pasillo, veo mis maletas afuera en el corredor «así que todavía no tengo cuarto, tengo sueño»

—Joven, el único cuarto cerca que queda es este, al lado del de la señorita Yana, a al fondo, ¿dónde pongo las maletas?

La mujer que está ayudando es bajita, morena, con ojos negros, parece de unos 20 años.

—En este de aquí, por favor — señalo el cuarto que está al lado

Ahora hasta vecino de cuarto de la vaquerita voy a ser, y pensé que en esta hacienda me iba a aburrir.

La muchacha trata de meter mis maletas, pero están muy pesadas.

—Déjalo, yo te ayudo, están muy pesadas.

—¿Necesita que desempaque algo joven?

Bueno por lo menos esta muchacha no me ve con miedo como la mayoría.

—No muchas gracias, y por favor dime Iván.

—Muy bien Iván —agacha un poco la cabeza— entonces me retiro.

—Solo una cosa, ¿dónde está la cocina?

—Bajas las escaleras y la segunda puerta a la derecha.

—Muchas gracias.

Para ser sinceros ya sabía dónde estaba la cocina, pero no me quiero pasear como si esta fuera mi casa. Solo meto las maletas y bajo a la cocina donde está la vaquerita y puedo joderle la vida, paso por el despacho y recuerdo que tengo que sacar mi chamarra, pero de eso me encargo luego.

«¿Huele delicioso o es la perra hambre que me cargo?» yo creo que las 2, entro tratando de no llamar mucho la atención, pero creo que no se puede, la primera que me mira es una viejita chaparrita que está haciendo tortillas.

—Buenas tardes —me quito el sombrero.

—Buenas tardes joven, pase que le sirvo, ¿arroz y mole?

—Si está bien.

—Gracias a dios nana —se levanta la vaquerita con Isabel detrás de ella, se van.

Me siento y una muchacha llega con un plato de arroz rojo con mole y una pierna de pollo espolvoreado con ajonjolí y enfrente pone una canastita con tortillas.

Entre la vida y la muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora