Capítulo 8

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Bryana.

Siento que la cabeza me explota y las lágrimas no dejan de correr por mis mejillas, es mejor sacar mi coraje a tragármelo. Estoy dando de vueltas por todo el cuarto fumando, sé que si mi papá se entera ahora si me mata, pero ya, vida solo hay una y hay que vivirla a como dé. No sé por qué papá se enojó y no sé por qué estoy enojada por eso. Si, sé que es un narco, pero no me ofreció droga y por lo que veo es un buen muchacho.

Pasan de las 9 de la noche y yo sigo así desde que llegamos, pero es muy injusto, ni siquiera me puedo ir a divertir un rato. Cigarros ya no tengo, me duele la cabeza y me da vueltas porque me fume media cajetilla de cigarros. Me pongo a escuchar música tirada en la cama con los lentes del buchoncito puestos.

Alguien toca la puerta, supongo que es mi nana que trae la cena o mi papá que viene a disculparse, decido no abrir, estoy demasiado enojada que si me piden explicaciones voy a llorar. Vuelven a tocar y no contesto, la persona que estaba parada en el umbral se fue.

Me estoy quedando dormida cuando vuelven a tocar la puerta y solo deslizan una hoja doblada por debajo. Me levanto a recogerla y la desdoblo, es una nota:

Yana, perdón si te regañaron por tu culpa, no fue mi intención y lamento como pasaron las cosas. Supongo que estas enojada o que te castigaron por que no te vi en la cena. En verdad lo lamento.

Una nota de disculpas por una cosa que él no hizo, no pensé que eso le preocupara tanto, debo darle las gracias. Salgo de mi cuarto, voy hacia su puerta y toco.

*_*

Iván.

La va a regañar su papá estoy segura, es que no puede ser, mi maldita imprudencia, debí tener un poco de conciencia y tal vez...

— Iván estas escuchándome.

Escucho a mi papá gritarme desde el otro lado de su cuarto.

— ¿Qué paso?

Estoy aturdido por lo que paso con la vaquerita y se me fue el avión, mi apá me va a regañar por distraído.

— Concéntrate chingada madre, te dije que por qué chingados te llevaste a la niña a calar los carros, si estamos aquí es porque esa familia no nos ha echado a la policía o a cualquier otro maleante y tu vienes a salir con sus pendejadas, cuida lo que estás haciendo o te parto tu madre cabrón. Deja a esa morra y a cualquier otra de esta hacienda en paz o te largas a Culiacán con Ovidio o te vas con tu tía Teresa a España o a cualquier otro puto lado. Quedo claro o te lo repito a punta de chingadazos.

— Si.

— Si ¿qué?

— Sí señor.

— Perfecto, ahora mándame a tus hermanas y a los pendejos de sus novios que me tengo que rostizar un pollito también con ellos.

Salgo de ahí hecho un demonio, no sé por qué carajos es que no comprenden.

Necesito golpear algo o a alguien, todavía tengo que buscar a la ola de imprudente calenturientos, yo se los advertí, pero nadie hace caso y ahí yo ya no tengo la culpa.

Llego a los cuartos de los vigilantes y los comienzo a buscar, abro la tercera puerta y están los 4 reunidos, Antho está sentada en las piernas del Nello y Yely en las piernas del Gringo.

— ¿Qué traes puto? —me pregunta el Nello cuando me ve todo emputado.

— ¡Son una bola de pendejos! —les grito.

— A ver, Iván cálmate —Antho se levanta—. Por muy emputado que estés sabes perfectamente que a nosotros no nos hablas así. Siéntate y dinos que carajos te pasa.

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⏰ Última actualización: Nov 14, 2021 ⏰

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Entre la vida y la muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora