Uno

3K 162 86
                                    


Acomodé las cajas de mudanza en mi nueva habitación. Vaya, qué grande es.

La ventana está abierta, y puedo oír las risas de los niños jugando en la calle.

Parece un lugar muy tranquilo... o eso espero.

Soy nueva en el vecindario, o como se llame aquí. ¿Creo que esto es Dallas? No estoy segura. Frente a mi casa hay algo que parece una mansión... ¿o serán departamentos? La verdad es que parece un poco de ambas cosas. Es de color gris o negro y se ve bastante espeluznante. Me pregunto quién vivirá allí...

— ¿____, ya subiste todas tus cajas? —preguntó mi papá desde la planta baja.

—Sí, ya están todas —grité desde mi habitación.

— ¡Ayuda a tu hermano a sacar las cajas de la sala! —volvió a decir. Así que bajé para ayudar a mi hermano.

(...)

— ¿Ya vieron la casa de enfrente? Creo que es una mansión. Algunos vecinos dicen que allí viven niños superdotados —comentó mi hermano Damien, trayendo la última caja.

Damien tiene 17 años; es mayor que yo por dos años.

—No lo creo, solo son rumores. La gente siempre inventa cosas —dijo papá, mientras acomodaba algunas cajas—. ____, puedes ir con Juliette. Está en su coche.

—Sí, no te preocupes.

Juliette, o Jullie, como yo la llamo, es mi hermanita menor. Tiene un año.

Lamentablemente, cuando ella nació, mamá falleció. Fue muy duro para mí durante los primeros meses porque mamá era como mi mejor amiga de toda la vida.

Éramos muy unidas. Mamá me tuvo a los 18 años; recuerdo que a veces la confundían con mi hermana... raro, ¿verdad?

Papá solo es un año mayor que mamá, él tiene 33.

—¡Hola, Jullie! ¿Cómo está la princesita? —le pregunté, cargándola, y ella empezó a reír.

—¿Qué pasó? ¿Por qué no hablas? —dijo, tocando mi cara.

—Via, via nina tú —me señaló la cara, aplastando mi nariz. Al parecer, quiso decir "mira, mira, linda tú". Ya estoy aprendiendo el idioma bebé.

—Tú también eres preciosa —la recosté en mi hombro, y ella se dejó caer.

Comencé a hacerla dormir. Me tomó unos largos 20 minutos, pero lo logré.

La acosté en su cuna, que ya estaba en su habitación.

Luego fui a mi cuarto para acomodarlo. Sería cansado, pero lo intentaré. Aún es temprano, así que me queda todo el día.

(...)

4:37 p. m.

Después de largas horas arreglando mi habitación, terminé.

Me acosté en mi cama, algo cansada. Empecé a leer unas revistas que tenía por ahí. La verdad, no había nada interesante.

Seguía pasando página tras página hasta que vi unas fotos de chicos, al parecer de mi edad o mayores, ¿quién sabe?

Eran cinco niños y una niña. Al parecer, ellos eran los "chicos superdotados" de enfrente.

Son como superhéroes, con uniformes. Sinceramente, esos uniformes no están mal... la verdad, me gustan, se ven bastante modernos.

Dejé la revista a un lado y recordé que quería acomodar fotos de mi banda favorita, que es Paramore. Adoro ese tipo de música, también My Chemical Romance, entre otras fotos, y claro, algunas de Leonardo DiCaprio.

Me tomó unos 20 minutos, y luego me puse a mirar por la ventana, pues no tenía nada más que hacer.

De pronto, vi que de esa mansión salían unos niños... ¡eran los de la revista! Al parecer, tenían que resolver problemas con el crimen o lo que sea que hagan.

¿Serán guapos? Bueno, llevan máscaras y no se les ve... ¡Dios, qué estoy pensando!

Pero, la verdad, me da mucha curiosidad. Seguía viéndolos mientras se iban, cuando mi hermanita empezó a llorar... ¡No!

Fui por ella para calmarla; al parecer tenía hambre. Contuve todas mis ganas de volver a ver por la ventana y fui a hacerle su leche en fórmula.

Después de un rato, finalmente terminé de darle su leche. Yo cuido a mi hermana no por obligación, sino porque me gusta. La quiero mucho, y además, sería como mi cómplice.

Juliette empezó a jugar con sus muñequitos en mi habitación mientras yo tejía un gorrito para ella.

Papá estaba abajo con mi hermano, arreglando todo.

Un tiempo después, me dieron ganas de salir un rato al parque y, de paso, que Jullie respirara aire fresco.

—Papá, ¿puedo salir un rato con Jullie al parque? Estoy algo aburrida —dije, mientras él acomodaba adornos.

—Les puede pasar algo, y aparte, aún no conoces este lugar —respondió, sin mirarme.

—Por favor, te prometo que estaremos bien y yo la cuidaré —dije. Él me miró seriamente, pensando si confiar en mí.

—Está bien, pero cualquier cosa, lo más mínimo, vienes aquí, ¿ok? —asentí y corrí hacia arriba, hasta que me choqué con mi hermano.

—¡Auu! Ten cuidado, Damien —él solo se rió y siguió su camino... Maldito.

—Juliette, ven, vamos a cambiarnos para ir al parque. Tal vez veamos a alguien guapo y me consiga novio... No, mejor no, adoro mi soltería. Pero, ¿quién sabe, hermanita? —hablaba mientras buscaba ropa.

Después de un rato, la cambié. Estaba con un vestidito color café y un polito debajo, unos ganchitos y sus zapatitos.

Luego fui a cambiarme yo.

Me puse una falda larga con un polo corto y unos botines negros. Por último, me hice una coleta con un broche.

Me lavé la cara para luego rizarme las pestañas y ponerme gel en ellas, además de peinar mis cejas.

Me pondría más, pero no creo que la ocasión lo amerita

Alisté la carterita de mi hermana, donde estaban sus cosas para cambiarla en caso de que ocurriera algún accidente.

Después, salimos en dirección al parque.

---

EL CHICO UMBRELLA ||𝐶𝑖𝑛𝑐𝑜 𝐻𝑎𝑟𝑔𝑟𝑒𝑒𝑣𝑒𝑠© Donde viven las historias. Descúbrelo ahora