Dieciocho

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Mi novio es Cinco...

Estoy saliendo con Cinco Hargreeves... No puedo creerlo, ¡ya tengo novio! Y es Cinco Hargreeves. Dios, este día no puede ser más perfecto. ¡No puedo creerlo! Solo quiero saltar de felicidad.

Ahora, aquí en mi cama, procesando lo que acaba de pasar. Aún no lo creo, pero me tiene muy feliz. Él es perfecto, siempre esperé este momento. Me levanto de la cama y voy hacia la pequeña radio que tengo en mi habitación. La prendo y suena "Kiss Me" de Sixpence None The Richer. Me limito a sonreír, es la canción perfecta para este momento.

Empecé a saltar de felicidad en mi habitación. Después de todo, la vida sí está de mi lado... o bueno, hoy sí lo está. Todo era perfecto hasta que escucho un ruido extraño. Alguien tiró algo a mi ventana.

Me acerco y, para mi sorpresa, veo a Klaus y Ben afuera, saludándome. Klaus me hace una seña para que les abra la puerta, y yo asiento, sin pensarlo.

Bajo rápidamente de mi habitación hacia la puerta principal y los dejo entrar. Klaus, con su usual actitud relajada, entra como si fuera su casa.

—¡Qué onda! —me dice Klaus, sonriendo de oreja a oreja—. ¿Listos para la fiesta?

—¿Fiesta? —pregunto, algo confundida.

—¡La fiesta de tu nuevo y primer novio, claro! —interviene Ben—. Pensé que había una celebración o algo.

—Como saben?—pregunto, cruzando los brazos y mirándolos con sospecha.

Klaus se ríe, divertido, mientras se deja caer en el sofá.

—Por favor, querida, ¿crees que algo se nos escapa? —dice mientras se acomoda con una expresión de suficiencia—. Tengo mis métodos. ¡El amor está en el aire! Y digamos que... Cinco no es precisamente un maestro del disimulo.

Flashback a unas horas antes...

—Ben, ¿no te has dado cuenta de que Cinco ha estado, cómo decirlo... demasiado simpático últimamente? —le dije un día mientras nos sentábamos en la sala, mirando cómo Cinco pasaba sin estar con la cara de culo que carga siempre, sin quejarse y, lo más raro de todo... ¡sin insultarnos!

Ben me miró con una ceja levantada, claramente confundido.

—¿Simpático? —preguntó—. ¿Cinco?

—¡Exacto! —le respondí, moviendo las manos dramáticamente—. ¡No me ha dicho ni un solo insulto todo el dia! Y, lo más raro de todo... ¡me respondió bien! Bien, Ben, ¿puedes creerlo?

Ben frunció el ceño

—Ahora que lo dices —añadió Ben, rascándose la barbilla—, a mí también me ha respondido bien. No me llamó inútil ni nada... Solo dijo "gracias" hace un rato.

Yo me quedé boquiabierto. ¡Gracias! Esa palabra ni siquiera estaba en el vocabulario de Cinco. Algo estaba sucediendo.

—Esto es grave, Ben —dije, con tono dramatco—. ¡El Cinco que conocemos ha sido reemplazado por una versión más agradable y buena! ¡Tenemos que descubrir qué está pasando!

Ben me miró, sin estar muy seguro de mis pensamientos, pero yo estaba decidido. Así que, como buen detective, decidí hacerle frente a la situación.

Más tarde ese día, vimosv a Cinco en la cocina solo. Lo encontramos bebiendo una taza de cafe. Nos acercamos sigilosamente, y justo cuando estaba a punto de tomar un sorbo, lo confrontamos.

—Cinco —le dije con voz seria—, algo te está pasando.

Cinco levantó una ceja y, con su habitual tono seco, preguntó:

EL CHICO UMBRELLA ||𝐶𝑖𝑛𝑐𝑜 𝐻𝑎𝑟𝑔𝑟𝑒𝑒𝑣𝑒𝑠© Donde viven las historias. Descúbrelo ahora