Seis

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Dos meses después

Han pasado dos meses desde aquel beso con Cinco. Desde entonces, no he visto ni a él, ni a Klaus, ni a Ben. La verdad es que siento un poco de vergüenza por lo que pasó. Sí, el beso me gustó, pero no puedo evitar sentirme apenada. Nunca antes había besado a alguien, y estoy segura de que Cinco solo quería divertirse conmigo.

Papá me avisó que en dos días comenzaré el colegio aquí, en la ciudad. Estoy emocionada, pero también nerviosa. Por ahora, me encuentro en mi habitación, haciendo algunas pulseras y collares para relajarme. Julliette está con papá, quien la llevó a vacunar.

Narración de Cinco

No la he visto desde ese beso, y me pregunto constantemente qué habría pasado si nunca la hubiera besado. ¿Seguiríamos siendo amigos? Últimamente, también he dejado de hablar con Vanya. Solíamos conversar bastante, pero después de lo que pasó, todo cambió...

Flashback: Cinco y Vanya

Era una tarde tranquila. Vanya estaba practicando con su violín en la sala cuando decidí acercarme. Llevaba días sintiendo una extraña sensación en el estómago cada vez que hablábamos, y finalmente, tomé la decisión de decirle lo que sentía.

—Vanya, ¿puedo hablar contigo un momento? —le pregunté, interrumpiendo su práctica.

Ella bajó el violín con curiosidad y me miró.

—Claro, Cinco. ¿Qué sucede?

Respiré hondo, sintiendo cómo el nerviosismo se apoderaba de mí. No era fácil para mí hablar de emociones, pero tenía que intentarlo.

—Vanya... tú y yo hemos pasado mucho tiempo juntos, y... —hice una pausa, tratando de encontrar las palabras adecuadas—. Creo que me gustas.

El silencio en la habitación se volvió insoportable. Vanya me miró con sorpresa, pero pronto su expresión se suavizó.

—Oh, Cinco... —suspiró, visiblemente incómoda—. Yo también te quiero, pero... no de esa manera. Te veo como un hermano.

Sus palabras cayeron como un balde de agua fría. Por un momento, me quedé paralizado, intentando procesar lo que acababa de escuchar.

—Lo siento mucho, Cinco... No quiero herirte, pero creo que ambos sabemos que esto no puede ser. Siempre te he visto como mi familia.

Me dolió, más de lo que quería admitir, pero en ese instante entendí que ella tenía razón. Había confundido mis sentimientos, y en el fondo, yo también la veía como una hermana.

—Está bien... supongo que lo malinterpreté todo. —Forcé una sonrisa, aunque por dentro estaba destrozado.

Vanya asintió con tristeza y retomó su violín, mientras yo me alejaba de la habitación, sintiendo el peso de lo que acababa de pasar.

Fin del flashback

Ahora, al recordar esa conversación, sé que Vanya tenía razón. Ella siempre ha sido como una hermana para mí, y yo solo confundí las cosas. Sin embargo, con ____, es diferente. Con ella, sí estoy seguro de lo que siento, aunque me da mucha pena todo lo que ha sucedido.

Recuerdo de Cinco

—Sí, pero tú me gustas... y mucho. Ya me cansé de ocultarlo. Quizás no sepa mucho de ti, pero me gustas, y quería demostrártelo... Además, tú me seguiste el beso. —Ella desvió la mirada, incómoda.

—No, Cinco... Yo... también me gustas, sí, pero acabo de conocerte. Y sabes que no podemos... —Busqué alguna señal en sus ojos, pero solo encontré confusión.

—No te estoy pidiendo que estemos juntos, solo quería que lo supieras. Me gustas, y mucho. —Ella bajó la mirada, visiblemente conflictuada.

—Cinco... Vete, por favor... Necesito pensar.

—Pero, ____...

—No, por favor, vete... —Me quedé mirándola, y aunque estaba nerviosa, insistió en que me fuera. Sentí cómo mi corazón se rompía un poco más con cada palabra. Al final, me teletransporté a mi habitación, frustrado, y descargué mi rabia golpeando todo a mi alrededor.

¿Cómo es posible que una chica como ella haya podido afectarme tanto en tan poco tiempo?

Fin del recuerdo

—Cinco, papá te llama a ti y a Allison en su oficina —dijo Klaus, entrando en mi habitación.

—Voy en un rato —respondí, mientras me ponía los zapatos, preparándome para ver qué quería el viejo.

Salí de mi habitación y me encontré con Allison en el pasillo.

—¿También te llama padre? —preguntó, pero me teletransporté sin contestar.

Toqué la puerta de la oficina de Reginald, esperando su autorización para entrar.

—¡Pase! —dijo, y abrí la puerta. Estaba a punto de cerrarla cuando Allison entró corriendo y casi me empujó.

—Lo siento —susurró, y yo solo rodé los ojos.

—Número Cinco y Número Tres, ambos están capacitados para una pequeña misión en la escuela de la ciudad —dijo Reginald, sin mirarnos, mientras seguía escribiendo en su libreta.

—¿De qué trata exactamente esta misión, padre? —pregunté, frunciendo el ceño.

—Necesito que vayan a esa escuela y busquen a un ladrón que se esconde allí. No sé si es un profesor o un estudiante, pero deben encontrarlo. Tienen dos meses para cumplir con esta misión, no más. —Sentí una ola de disgusto. No me agradaba la idea de convivir con adolescentes.

—¿Pero por qué nosotros? —preguntó Allison.

—Porque lo digo yo. Comienzan en dos días. Ya pueden retirarse. —Ambos nos fuimos a nuestras habitaciones. Lo que me faltaba: una maldita misión.

EL CHICO UMBRELLA ||𝐶𝑖𝑛𝑐𝑜 𝐻𝑎𝑟𝑔𝑟𝑒𝑒𝑣𝑒𝑠© Donde viven las historias. Descúbrelo ahora