—¡Hola, ____! —dijo una voz conocida a mi lado, haciéndome voltear rápidamente para verlo. Klaus se quedó boquiabierto.—¿Cinco? ¿Qué haces aquí, hermano? —preguntó Klaus, mirándolo con sorpresa.
—Klaus... No es asunto tuyo —respondió Cinco con indiferencia.
—¡Qué amargado eres! Por eso ____ no te hace caso —comentó Klaus con una risa de costado.
Cinco solo dejó escapar una ligera risa sarcástica mientras yo intentaba mantenerme tranquila, aunque su cercanía me ponía nerviosa.
—Ajá... Oye, ____ —dijo Cinco acercándose más a mí con una actitud seductora. Me alejé un poco, sintiendo cómo el nerviosismo crecía dentro de mí.
—Amm... No lo sé... —respondí, retrocediendo de nuevo. Ambos chicos comenzaron a reír.
—¡Hubieras visto tu cara! —rió Klaus.
—No me gustan ese tipo de bromas —dije cruzándome de brazos, molesta por la situación.
—Vamos, linda, no te pongas así —comentó Cinco, acercándose nuevamente con una sonrisa descarada.
Se sentó a mi lado en la cama y colocó su mano sobre la mía, como si estuviera intentando ponerme aún más nerviosa. Yo lo miré sin saber cómo reaccionar.
—¡Uhh! ¡Se siente la tensión! —exclamó Klaus, disfrutando del momento.
Justo en ese instante, Juliette comenzó a llorar en su habitación. ¡Gracias, hermanita!
—Amm, tengo que ir por mi hermanita... Disculpen —dije rápidamente mientras me levantaba de la cama, con Cinco todavía sentado allí.
Caminé hacia la habitación de Juliette, quien seguía llorando, y comencé a calmarla. Después de un rato, logré que se tranquilizara y la cargué en mis brazos.
Al regresar a mi habitación, vi a Klaus y Cinco sentados en mi cama, ambos observando a la pequeña Juliette.
—¡Oh, la pequeña Julie! —comentó Klaus, levantándose de la cama y acercándose a nosotros.
—Se acaba de despertar —dije mientras Juliette ya se había calmado y me miraba con esos ojitos grandes.
—¿Es tu hermanita? —preguntó Cinco, mirándola con curiosidad. ¿En serio? ¿No le había dicho ya?
—No... Es mi hija —respondí sarcásticamente, pero parece que él no captó el tono porque abrió los ojos sorprendido.
—¿Tu hija? —dijo Cinco nervioso.
—¡No, tonto! Es mi hermana. ¿Acaso no te lo dije ya? Además, ni siquiera tengo novio para tener una hija —expliqué, y él soltó un suspiro de alivio.
—Ah, sí... Me había olvidado —respondió, acercándose para mirar mejor a Juliette, al igual que Klaus.
—Se parece a ti —comentó Klaus, sonriendo.
Yo sonreí también. Me encanta que digan eso. Mientras, Juliette miraba fijamente a Cinco, parecía hipnotizada por él. Levantaba sus pequeños bracitos hacia él, y Cinco no entendía lo que quería. Klaus solo reía, al parecer él sí lo comprendía.
—¡Quiere que la cargues, tonto! —dijo Klaus entre risas. Cinco retrocedió un poco, asustado.
—No, y si la dejo caer —respondió nervioso.
Cuando retrocedió, Juliette comenzó a llorar de nuevo. Parece que le gustaba el chico que a mí también me gustaba. ¡Qué coincidencia!
—Vamos, Cinco, ¿no que eres el mejor en todo? —bromeó Klaus, lo que hizo que Cinco lo fulminara con la mirada antes de acercarse de nuevo.
—A ver, pásame a la bebé —dijo con firmeza, extendiendo sus brazos hacia mí mientras Juliette reía felizmente.
—¿Estás seguro? —pregunté.
—Sí, yo puedo —respondió con seguridad. Le pasé a Juliette, quien se aferró a él y lo abrazó como si lo conociera de toda la vida.
—¿Por qué hace esto? —preguntó Cinco, sorprendido y algo incómodo.
—No lo sé... Creo que le caes bien —respondí con una sonrisa.
—Uhh... Ok —murmuró mientras una pequeña sonrisa se dibujaba en su rostro. Parecía disfrutar de ese inesperado cariño.
Pasamos el rato jugando con Juliette hasta que finalmente se quedó dormida en los brazos de Cinco.
—Bueno, ya se quedó dormidita. Voy a dejarla en su cuna —dije. Cinco asintió y yo salí de la habitación para acostarla cuidadosamente.
Cuando regresé, encontré a Cinco de pie, observando curiosamente las cosas en mi habitación.
—Ya la dejé durmiendo... Gracias por ayudarme con ella, a veces es muy cansado —comenté con gratitud.
—No fue nada... Pero, ¿por qué tu mamá no la cuida? —preguntó, con el tono de alguien que no sabe lo que acaba de decir.
Bajé la mirada, sintiendo una tristeza repentina. No iba a llorar, pero recordar el tema siempre me dolía.
—Amm... Ella...
—¿Dije algo malo? —preguntó Cinco, acercándose a mí y levantando mi barbilla con suavidad para que lo mirara.
—Es que mi mamá... Falleció... No me gusta hablar mucho sobre el tema —expliqué con un nudo en la garganta.
—Yo... Lo siento, no lo sabía —dijo él, bajando la mirada, avergonzado.
—No te preocupes, tú no sabías —respondí antes de abrazarlo impulsivamente. Sentí que me iba a alejar por la vergüenza, pero él me correspondió el abrazo.
—Disculpa por decir eso. Sabes que siempre estaré aquí para ti... Aunque recién nos conozcamos —dijo en voz baja.
—Gracias... —respondí, sintiendo su apoyo sincero.
Al separarnos, nuestras miradas se cruzaron. Sus ojos, esos ojos verdes, parecían mirar más allá de lo que yo mostraba. Sentí cómo mi mirada se deslizaba hacia sus labios, y sin pensarlo, comencé a acercarme lentamente, sintiendo cómo nuestras respiraciones se entremezclaban.
Volví a mirarlo a los ojos. Sus ojos seguían fijos en mis labios, y él tomó mi barbilla, acercando mi rostro aún más al suyo. Nuestros labios rozaban, la tensión en el aire era palpable.
—¿Puedo? —preguntó en un susurro.
—Sí —respondí apenas audiblemente. Este sería mi primer beso.
Sentí cómo sus labios se unieron a los míos, encajando perfectamente. No sabía qué hacer, nunca había besado a alguien antes, así que me quedé quieta, dejándome guiar por él.
Cinco comenzó a mover sus labios suavemente, y yo intenté seguir su ritmo. Era un beso lento y tierno, y sin darme cuenta, mis manos subieron hasta su mejilla, profundizando más el beso.
Pero entonces, la realidad me golpeó. ¿Qué estaba haciendo? Apenas lo conocía y ya lo estaba besando. Había desperdiciado mi primer beso con alguien que no conocía bien... Aunque me gustaba, tal vez solo físicamente. Aún no sabía lo suficiente de él.
Me aparté de él, sintiéndome avergonzada.
—No, Cinco, esto está mal... Recién nos conocemos —dije, bajando la mirada. Cinco hizo lo mismo, claramente decepcionado.
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EL CHICO UMBRELLA ||𝐶𝑖𝑛𝑐𝑜 𝐻𝑎𝑟𝑔𝑟𝑒𝑒𝑣𝑒𝑠©
Fanfiction¿Creen que un amor adolescente puede durar para siempre o solo es una etapa pasajera? Para Cinco Hargreeves y ______, la respuesta es clara: lo suyo no es solo una fase, sino un amor verdadero que desafía las expectativas y los límites de su mundo.