Una rosa y una pelea

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West PoV

Limpié las palmas de mis manos sudorosas en mi pantalón y tomé aire intentando tranquilizarme.

~Oh venga ya, West, has hecho cosas más complicadas. No seas tan gallina. Lo que me recuerda... ¡La gallina turuleta! ¡Ha puesto un huevo, a puesto dos a puesto tres!~

Me abofeteé mentalmente varias veces y cuando consideré que mi escasa inteligencia había vuelto de sus vacaciones, me cuadré de hombros. Antes de poder pensarmelo más, levanté la mano y apreté al timbre. Miré que todo estuviera en su sitio mientras esperaba que abriera. La rosa con el lazo, mi camisa limpia y mis cordones atados. Me despeiné un poco de manera sensual y entonces por fin, la puerta se abrió.

-¡Hola Westitooo! No te esperaba. Pasa, anda, que veo que no puedes vivir sin mi- Ash me guiño un ojo y caminó dentro de su casa de nuevo tranquilamente. Llevaba un short de deporte gris y una camiseta blanca grande. Tenía el pelo recogido en un desordenado moño y no llevaba maquillaje. Era tan su estilo, simple pero sexy. Y su trasero se veia perfecto en esos pantalones, sin duda.

-Hey, hermosa, te traje una rosa- ella arqueó una ceja y yo reí entrando en la casa- Juro que no lo he hecho a propósito. No pretendía que rimara- levanté las manos proclamamdo mi inocencia y ella negó con la cabeza con una sonrisa. Se tiró al sofa mientras cogía una bolsa de papas que había en la mesa frente a ella y se quedó mirándome. Empecé a balancearme sobre mis pies incómodo- Esto... Pues eso, hace muy buen tiempo, ¿no?

-¿En serio? ¿No se te ha ocurrido otro tema de conversación menos cutre?- rodó los ojos y yo me rasqué la nuca sonriendo- Eres increible.

-Lo sé.

-Uo, tu ego tambien es increible.

-También lo se- le guiñe un ojo divertido y me acerqué dudando un poco. Ash me miró interrogativa y yo lo ignoré. Allá ibamos. Me quedé de pie frente a ella y tragué saliva. Hinqué una rodilla y quedé así arrodillado frente a ella. Ash me miraba como sie stiviera loco, pero en ningún momento dejo de comer papitas. Así era ella- Ash... ¿Me darías el enorme placer de ser mi novia?- vi como abría mucho los ojos. Abrió la boca y la volvió a cerrar varias veces haciendo que mi nerviosismo aumentara- Eh... Contestame que se me está durmiendo la pierna...- solté una risita nerviosa mientras me removia incómodo todavía mirándole a los ojos. Ash siguió masticando mirándome incrédula.

-Eh... Esto... Yo...- balbuceó Ash. Sacudió la cabeza y luego me miró con sus enormes y preciosos ojos azules- ¿Sí...?- sonó más como una pregunta por lo que yo fruncí el ceño. Ella pareció darse cuenta y lo repitió ahora más segura- Sí, West, sí que quiero ser tu novia- sus besables labios se curvaron en una hermosa sonrisa que se me contagió y no pude aguantar más. Me puse de pie y la abracé con fuerza enterrando la cara en su cuello. Olía muy bien. A jabón y a limón. Joder, tenía un problema con las rimas- ¡Me haces cosquillas!- Ash rió un poco y yo me separé mirándole divertido. Ella arqueó una ceja y luego se puso pálida sabiendo lo que iba a hacer- Oh no West, ni se te ocurra, desgraciado- yo sonreí como el gato de Alicia en el País de las Maravillas y empecé a hacerle cosquillas. Ash empezó a reir como loca y a revolverse como.un pez fuera del agua, haciendo que ambos cayeramos al sofá. Ella estaba tumbada boca arriba y yo me senté a horcajadas encima inmovilizando su cadera y sin dejar de hacerle cosquillas- ¡No-no puedo respirar! ¡West para!- paré con una gran sonrisa en mi cara. Me sentía estúpidamente feliz, no podía dejar de sonreir y de mirarla- Eh... Deja de mirarme fijamente, West, que da mal rollo.

-Es que eres demasiado hermosa para dejar de mirarte- rápidamente me tapé la boca. Se me escapó. Ash arqueó una ceja y me miró divertida.

~Valee... Mierda. Eso se suponía que no debía salir de ti, cerebro. ¡ESO NO HABÍA QUE DECIRLO EN ALTO! Estúpido...~

DEJÉMONOS DE CORTESÍASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora