Rol 2

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Ash PoV

-¡Dylan, hijo de tu mami, vuelve ahora mismo si no quieres que te deje sin hijos!- grité con todas mis fuerzas fulminando a Dylan con la mirada mientras él corría lejos de mi llevándose consigo mis esperanzas y mi dignidad. Resoplé frustada y me volví a ocultar en el vestuario. Cerré un momento los ojos intentando relajarme y cuando los abrí, me miré al espejo de cuerpo entero que ocupaba una de las paredes con miedo.

~Oh dios mio, parezco... No se ni lo que parezco... Maldita sanguijuela se preciosos ojos y mente retorcida... Es la última vez que le hago caso en algo... ¿Quién me manda a mi fiarme de su arrogante sonrisa y de su vacía cabeza que probablemente solo usa para peinarse?~

Tiré de la falda del traje intentando que tapara más mi piel, por lo menos lo suficiente para no sentirme desnuda. Pero, ¿sabéis qué? El algodón no es elástico. Solté un gruñido de frustración y me dejé caer en un banco con la cara entre las manos.

~Puto Dylan...~

Y muchos direis: "Ash no seas estúpida y vistete con la ropa normal". Bueno, ese es un gran plan, y lo habría llevado a cabo sin duda... QUITANDO EL PROBLEMA DE QUE NO TENÍA MI ROPA YA QUE EL MUY DESGRACIADO LA HABÍA COGIDO MIENTRAS ME VESTÍA.

Sip, eso fue lo que pasó. Básicamente, cuando llegamos, Dylan me arrastró hasta lo vestuarios y sacó una bolsa con la ropa y me dijo: "Póntela, la he elegido para to especialmente. Te espero fuera, Tigresa". Y yo como subnormal le había creído. Hasta que me puse la falda y me di cuenta de que a penas tapaba mi ropa interior (que también venía en la bolda) de color brillante y llamativo que gritaba: ¡Por favor, mirame el trasero, lo necesito! Entonces yo había salido hecha una furia y... ¡Sorpresa! Justo en ese momento el traidor de Dylan salía por la puerta con mi ropa en los brazos y una sonriaa divertida, como la de un niño que acaba de hacer una travesura que nadie sabe y se imagina el resultado de esta. Esa era su cara. Hasta que me vió y pasó a una mirada de animal acorralado para segundos después salir corriendo como alma que lleva al diablo. Y yo, detrás gritando pero sin atreverme a salir del vestuario con mi minúsculo disfraz de monstruo.

Bueno, ahora que ya estais en situación, volvemos a mi en el vestuario con un ataque de desesperación...

~Putos todos...~

Ese era el único pensamiento que resonaba en mi mente. Una y otra vez, cual canción pegadiza de la cual no te sabes la letra y repites una misma frase sin parar hasta que acabas odiando la dichosa canción.

~¿Y yo ahora que hago? No voy a salir así aquí fuera... Aunque, en realidad se supone que todos iran así, ¿no? Con disfraces ridículos y tal... Y no creo que nadie me reconozca de todas maneras con esta peluca verde fosfi... Que por cierto pica como ella sola... Venga Ash, tu puedes, sal ahí y deja a Dylan sin hijos~

Y con estas alentadoras palabras y la imagen de Dylan retorciendose en el suelo a mis pies, reuní el valor necesario y salí por la puerta cual heroina de cuento de hadas... De cuento de hadas +18 años.

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-Hey Tigresa... ¿Qué tal el airecito? ¿Fresquito o qué?- la ronca voz de Dylan llegó a mi por la espalda cuando a penas había dado cuatro pasos fuera del vestuario. Apreté los puños intentando reunir la fuerza de voluntad necesaria para no cometer un homicidio allí mismo y me giré lentamente para encararle. Lo que no esperaba era... No esperaba encontrarmelo así, tan... Agh. Me estremecí y me quedé muda-. Uau... Dios, Ash, no recordaba lo buena que estabas... Aunque yo lo estoy más, pero eso ya todos lo sabíamos- a pesar de sus palabras arrogantes y su habitual sonrisa de superioridad al acabar la frase, pude advertir unos pequeños detalles en sus movimientos y sus palabras que me hicieron sentirme bien conmigo misma. Vi como tragaba saliva y su pequeño carraspeo al principio. Y, obviamente, también advertí co escaneaba mi cuerpo con los ojos con rapidez como si no quisiera que lo notara.

DEJÉMONOS DE CORTESÍASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora