Flashbacks

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Aviso ya desde el principio, no estaba planeado subir este capítulo pero hemos tenido unos problemas y tampoco quería dejar el libro sin actualizar tanto tiempo así que decidí subir este aunque fuera. Tan pronto como sea posible tendreis el capítulo que toca, pero por lo pronto, disfrutad. Perdón por faltas etc no lo he corregidp demasiado, no ha habido tiempo :(

Ash PoV

(7 años antes)

Abrí la ventana con cuidado. Me senté en el marco y pasé una pierna al exterior con cuidado. Acomodé bien la mochila en mis hombros y limpié mis lágrimas con el dorso de la mano. No era momento para ser débil. Pasé la otra pierna al exterior y seguidamente el torso. Suspiré mirando al cielo nocturno y la luna que brillaba. La temperatura era agradable y era una noche apacible. Si las circunstancias fueran otras, probablemente estaría en el balcón de mi casa con mi libro de estrellas vislumbrando constelaciones. Era lo que tenía vivir a las afueras de la ciudad y haber pasado casi toda mi infancia sola. A decir verdad, yo solo tenía una amiga. Bueno, y hasta hace poco también tenia un novio. Ya no. Apreté la mandíbula con fuerza y son pensarlo más me dejé caer desde la ventana. Era un primer piso, por lo que había una distancia al suelo considerable, pero yo ya estaba acostumbrada a mis escapadas nocturnas desde las alturas. A veces me planteaba seriamente que quizá yo debería haber nacido mono. Amaba trepar por todas partes y también amaba los plátanos (¡Fuera mentes sucias!¡Me refiero a la fruta! Perturbadas... La humanidad se va a la mierda...). La diferencia entre esta vez y las otras eran simplemente los motivos. Antes eran escapadas con mi exnovio. Ahora eran escapada de mi exnovio. Bueno, de mi exnovio y de mis padres y de mi vida en general.

Caí con fuerza y rodé sobre mi hombro para aligerar el impacto. Y como siempre, acabe rodando por el césped como croqueta, no por nada, simplemente no me podía resistir a hacerlo cada vez que daba una voltereta. Es divertido, ¿ok? No me juzgueis.

Cuando acabe de revolcarme como subnormal, me puse en pie y sacudí un poco mi ropa y mi pelo. Por lo menos hacer este tipo de tonterias me aportaba algo. Felicidad. Mis ojos ya no soltaban lágrimas y mi cara no estaba crispada en una mieca de dolor. Coloqué todo en su sitio y empecé a caminar. No tenía rumbo, solo quería alejarme de el lugar en el que tanto había sufrido. Y de ese nombre que me perseguía en mis peores pesadillas. Daniel Stephens.

(Hace 5 años)

Me encogí sobre mi misma temblanfo mientras apretaba más la destrozada manta alrededor de mi cuerpo intentando mantener el calor. Mis dientes castañeaban son cesar y a pesar de que no tenía un espejo para verlo, podía asegurar que mis labios estaban morados y mi cara pálida. Estaba siendo un invierno duro para todos y la escasez de recursos hacía que la limosna tambíen se hubiera visto reducida para los de mi condición. Me encontraba a las afueras de una ciudad cualquiera al lado de la cual transcurría un rio ahora seco. Había buscado cobijo de la lluvia y el viento bajo un puente, pero el frío seguía calandome. Hacía rato que había dejado de sentir las manos y los pies y dudaba que eso fuera una buena señal.

Cerré los ojos y me recosté contra los fríos ladrillos. Estaba sola. Siempre lo había estado. Pero los últimos dos años, aunque habían sido muy duros, también habían sido hermoaos de una extraña manera. Había experimentado mucho, de desesperación a felicidad, de hambre a comodidad, de rabia a tristeza. Pero lo más importante, había experimentado libertad. Estos años nadie me había dicho qué debía hacer o cómo. Había sido total dueña de mis actos y podía estar segura de que lo que había conseguido y consiguiera en un futuro serian enteramente fruto de mi propio esfuerzo y trabajo. Ya no sería nunca más la niña de papi que podía tener todo cuanto deseaba. Me había hecho fuerte. Y es cierto que había tenido que madurar deprisa para sobrevivir, pero no me arrepentía de haber huido aquella noche dos años atrás. Era una de las mejores decisiones que había tomado en mi vida que me había enseñado mucho. Mucho más de lo que cualquier maestra me podría haber enseñado en esas escuelas pijas a las que mis padres se empeñaban en llevarme. Y bien, si es cierto que había tenido que hacer cosas tales como robar por necesidad a las que preferiría no haber tenido que recurrir nunca aunque jamás nadie se dio cuenta porque si robaba era solo lo necesario para no morir de hambre, también había vivido experiencias tales como viajar por el mundo y hacer nuevas amistades. Esas personas que me han enseñado tanto a lo largo de mi camino como una chica que conocí haciendo auto-stop y que me enseñó a tocarla guitarra y me regaló una vieja suya. O como aquel hombre que conocí en el campo que me enseñó a reconocer las setas venenosas y las comestibles. Y así incontables personas. Aunque lamentablemente, todas mis amistades terminaban cuando descubrían que: a) era menor de edad y por lo tanto me intentaban llevar a un orfanato b) era la hija perdida de los famosos fundadores de la empresa millonaria de la familia Johnson c) había llevado a cabo alguna práctica ilegal d) todas las anteriores.

Mi labio inferior temblaba con fuerza. Tenía miedo de morir de hipotermia y es que es frío que estaba pasando no era normal, parecía que estaba en plena Antartida y no en Europa central. Empecé a cantar como pude las canciones que normamente interpretaba durante el día en las calles para intentar recibir algo de dinero. Eatas canciones siempre estabam llenas de recuerdos y me tranquilizaban trayendome a la mente momentos pasados. Y con las notas de las diferentes canciones meciendome suavemente, quedé finalmente dormida.

(3 años atrás)

Salí del vestuario apretando mi coleta. Me até el delantal que completaba mi uniforme y me dirigí a la zona de restauración.

-Buenas, Robert- saludé energéticamente al chico tras la barra.

- Buenos días, hermosa Ash. Parece que hoy has dormido bien- sonrió mientras hablaba y acababa de limpiar un plato preparando todo para la jora de apertura.

-Sí, bueno, supongo que sí- me senté en un tabureté alto junto a él mientras cogía el mando de la televisión y buscaba las noticias como cada mañana. N
Pero esa mañana no les prestaba mucha atención, mi cabeza vagaba por diferentes pensamientos algunos absurdos como la cantidad de maquillaje que llevaba ese día la presentadora (parecía un jodido payaso...) y otros de suma importancia como quién ganaría en una batalla entre batman y superman.

Mientras mi monologo interior se desarrollaba está de más decir que sinceramente ni estaba haciendo ni caso a lo que ocurría a mi alrededor. Y no fui consciente de que Robert se había movido hasta que le tuve delante de mi y me cogió de las caderas sentándome sobre la barra.

~Eh... ¿Y eso? ¿Qué acaba de pasar? Esperp que sea importante, porque ya me he pérdido en la lucha que estaba representando en mi cabeza, no se si el último puñetazo lo lanzó batman o superman~

Miré a Robert interrogante y me sorprendió la intensidad de su mirada. Sus ojos marrón oscuro estaban clavados en los mios y se mordía el labio. Apoyó una mano a cada lado de mi sobre la barra y se inclinó invadiendo mi espacio personal.

~¡Emergencia! ¡Emergencia! ¡Tenemos un código 9, repito código 9!~

Me incliné hacia atrás, incómoda, todo lo que pude intentando no parecer grosera.

-Eh... Esto, Robert, ¿qué haces?- mi voz temblaba ligeramente pero empezava a ponerme nerviosa. No me gustaba que se acercara tanto a mi.

-Yo... Ash, desde que empezaste a trabajar aquí hace dos meses me maravilló tu forma de ser, tan divertida y agradable siempre dispuesta a ayudar, pero a la vez tan reservada, inteligente y misteriosa...- hablaba rápido y casi me costaba entender li que decía. Parecía muy nervioso y sus ojos brillaban con emoción. Me estaba empezando a dar miedo el curso que estaba tomando la conversación- El caso es que... Si tu quisieras, me gustaría poder conocerte más, ya sabes... ¿Si quisieras ser algo más que amigos?- lo último sonó como una pregunta y sus mejillas se encendieron pero a pesar de todo, no aparto su mirada de mi en ningún momento.

~Oiiiis es tan dulce... ¿Cómo puede ser tan adorable? Pero igualmente yo no puedo... No puedo dejar que vuelva a ocurrir, no puedo permitir que alguien me conozca. No de nuevo, no puedo darle ese poder a nadie sobre mi. Ya se lo que ocurre~

-Yo...- tragué saliva fuertemente. Realmente, Robert me gustaba y yo sabía que a él le gustaba yo pero no quería que ocurriera esto. No quería tener que rechazarle. No quería tener que mentir. Pero tenía miedo. No a él. Tenía miedo al amor- lo siento, pero no siento lo mismo- mis palabras fueron un susurro y ni siquiera pude mirarle a los ojos mientras lo decía porque sabía que él se daría cuenta de mi mentira. Rápidamente salté de la barra empujandole y huí de allí con un nudo en la garganta. Dolía. Dolía mucho. Pero era lo mejor. Para mi. Para los dos.

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