Pequeño encuentro

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-¡Eso duele! –pataleé un poco mientras Camie intentaba curar mi herida.

-¡Deja de moverte! –su voz sonaba molesta, había estado poco más de media hora en la sala de estar tratando de curar mis heridas.

-¡Pero es que duele mucho!

-¡Entonces sé más cuidadosa la próxima vez!

Entre un poco de discusiones, alcohol y vendajes, la pelinaranja pudo curar mi herida, agradecía que la bala no se hubiese quedado en mis tejidos y no haya desgarrado algo importante, con un poco de reposo ya estaría mejor. Había anochecido, después del incidente llegamos a nuestra agencia reportando los daños y como había resultado la misión, al saber de mi condición me enviaron a casa con una licencia por tres días, ¡Que aburrido sería! No podría ayudar a Camie ni tampoco a Mina si necesitaba apoyo, pero en cierta parte, podría quedarme y relajarme en casa.

Me dormí temprano esta vez, sentía bastante dolor como para andar de aquí para allá, así que solo dormí, ya después cuando amaneció, pude sentir cuando la pelinaranja se iba a trabajar, no iba a discutirle nada, entre las dos, yo siempre era la más "arriesgada" si es que podía decirle así, y salía lastimada o algo más, a veces pensaba que era un peso para ella, pero parecía no importarle, siempre me apoyaba, y pues, yo no me quedaba atrás, la cubría lo necesario y la salvaba de vez en cuando, se podría decir que sí éramos un buen equipo.

Con algo de dificultad me fui a la sala de estar para ver televisión, preparé mi desayuno y con una manta me senté a ver noticias, suspiraba cada dos por tres al ver que siempre mencionaban a la heroína Uravity, ella no saldría tan fácil de mi vida, estos días de reposo no podría ir a visitarla, y ya me estaba sintiendo triste. Hice un poco de papeleo con respecto a los últimos casos que habíamos cubierto con Camie, era un reporte que nuestro supervisor necesitaba para tener registro, así que eso ocupó toda mi mañana, ya cuando iba siendo hora de comer, recibí una llamada de Mina.

-¡Himiko! –ella parecía exaltada detrás de la línea- ¡Supe lo que te pasó! ¿Estás bien?

-Las noticias vuelan al parecer –comenté con una risa de por medio- no te preocupes, estoy en casa recuperándome.

-Qué alivio, pensé que no la contarías.

-Oye, pinky pie –mi voz se volvió algo más seria, en realidad estaba haciendo un puchero- ¿Con quién crees que hablas? No dejaría que algo así me matara así nada más.

-Claro, olvidaba que ya estabas muerta –ella rio del otro lado.

-¡Idiota! ¿¡Crees que puedes llamar y solo molestar!? –ya prácticamente le gritaba a mi celular, me sacaba de quicio- solo espera a que nos veamos.

-Siempre te ganaré en ver quién bebe más, así que no amenaces tanto –ella no dejaba de reír, pero luego sentí que su voz se suavizó- en verdad si estoy feliz porque no te haya pasado nada, me preocupé, quizás te visite en lo que queda del día.

-Sería un honor tenerla aquí su majestad.

-Oh cállate, intento ser buena contigo...Vale, te llamaré después, nuestro receso terminó.

-Salva el día Pinky pie, buena suerte.

Terminé la llamada con una sonrisa, esta chica siempre lograba sacarme una sonrisa y animarme, fue una de las mejores amistades que pude haber hecho en la UA. Me desperecé de mi lugar, era hora de comer y fui a la cocina por algo dulce, no quería preparar algo contundente para comer todavía.

-Mochis...no hay... le dije que eso no podía faltar.

Había acostumbrado hace un tiempo a comer de esos dulces que a ella le gustaban, al principio no llamaban mi atención, sus favoritos eran los de chocolate, pero probé los de fresa y me enamoraron por completo, a la tarde tendría que ir por más, se habían vuelto tan adictivos. Al no tener mis dulces, preparé mi almuerzo sin más, a la pelinaranja le quedaban un par de horas de trabajo y llegaría a casa, podría esperarla con algo para que comiera, aunque siempre se preocupaba por su figura, no entendía por qué tanto interés, si comiendo mucho o poco, se mantenía de todas formas, a veces podía ser tan presumida.

La tarde pasó algo lenta, no tenía mucho que hacer y no había mucho que ver en televisión, así que me tapé lo suficiente con aquella manta y me dormí en el sofá, a los segundos ya me encontraba soñando, eran imágenes distintas, un sueño algo mezclado, recuerdos pasados, mis hermanos apareciendo con sus sonrisas de gatito como la mía, luego los días de la secundaria..."Saito-kun" murmuraba sin darme cuenta, luego la imagen se hacía algo borrosa y había un salto temporal, aparecían las chicas en la UA, los entrenamientos, todas esas simulaciones de peleas y exámenes prácticos, era divertido.

Otro salto, y fue el necesario para comprimir mi pecho, el último ataque a la UA, todo el plan que habíamos ejecutado para pelar contra todos, todo este tiempo recordar lo ocurrido era algo que no quería, estos 5 años nunca fueron tan fáciles de sobrellevar, nadie sabía que había sido de mí en este tiempo, pero era mi especialidad desaparecer y aparecer en los momentos más inoportunos. Pasaba todo tan rápido, pero fue lo necesario como para despertarme, estaba algo agitada y mi cabeza daba muchas vueltas, no sabía cuánto había dormido. Miré a mi alrededor, las luces estaban encendidas, Camie al parecer había llegado. Sentí una presencia a mi lado en el sofá, me giré para verla y aquellos ojos chocolate expectantes casi me dan un infarto.

-Camie...no estoy de humor, no te transformes en ella, te lo he dicho –froté mis ojos para acomodar mi visión, una vez que pude ver con claridad, vi que Camie estaba en la puerta principal con una expresión de culpa.

-Esta vez no soy yo, Himiko-chan –se disculpó- nos visitó en nuestra agencia, quería saber sobre ti.

-¿Q-qué? –me paralicé por un momento, ella me miraba con ligera curiosidad.

-Eres la chica de ayer en el robo del banco –mencionó con una voz dulce- vi que estabas herida, no pude encontrarte, pero supe de tu agencia, espero que no te haya molestado que viniera, hablé con tu compañera y dijo que no había problema.

-Claro...no te preocupes –dije algo avergonzada y dirigiéndole una mirada de odio a la pelinaranja que se metía a la cocina, como si eso la salvara después del regaño que le daría.

-¿Estás bien? –habló ella con ligera preocupación.

-Sí, solo un pequeño corte –mentí- mi compañera pudo asistirme, solo necesito reposo y estaré bien.

-Qué alivio, pensé que habías salido más lastimada –la miré por un momento, ella seguía siendo la misma y seguía preocupándose por los demás a pesar de que "no los conociera"- disculpa, es algo inoportuno, pero es que, sentí que tenía que venir a ver como estabas.

-Deja de disculparte, está todo bien –sonreí, pero luego me arrepentí, su expresión cambió al ver mi sonrisa, llevó su mano un momento a su cabeza con una expresión de dolor- ¿Tú estás bien?

-Sí...algunas veces me había pasado, pero tenía tiempo de que no sentía dolores así –sonrió algo avergonzada, pero al parecer sus dolores no cesaban.

-Deberías irte –me levanté con cuidado, ella estaba intentando recordar, Camie salió al escucharme y me ayudó a estabilizarme- no es que no quiera tenerte aquí, ¡Al contrario! Es un honor tener a la heroína Uravity en nuestra casa, pero veo que no te estás sintiendo muy bien, quizás te sobreexigiste.

-Si...puede ser –ella se acercó a la puerta principal con una sonrisa, luego se volteó para verme con curiosidad otra vez- Nos hemos visto antes, ¿No?

-Ayer me viste en el robo del banco.

-No...quiero decir, en otras circunstancias –insistía con algo de preocupación en su mirada, pero no podía decirle mucho, ella notó mi incomodidad y solo hizo una leve reverencia- solo estoy molestando, debería irme.

-Tranquila –sonrió Camie- siempre serás bienvenida aquí.

La castaña solo sonrió y se despidió de ambas para luego salir por la entrada principal, la pelinaranja cerró la puerta y me miró con culpa, en cuanto a mí, solo pude suspirar y sentir como mi pecho se comprimía, no esperaba verla...para nada. 




*Holito criaturas bellas:3 aquí su tercer capítulo, espero realmente les esté gustando n.n gracias por leer y por el amor que le dan a mis letras, los amorodo, espero actualizar pronto las demás historias, ¡Eso! n.n❤❤*

"Búscame"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora