La noche se me hizo eterna, pero al fin se fue y pudo dar paso al día que me interesaba tanto, ya era sábado y podía verme con la castaña. ¡Estaba tan feliz! No podía ocultar mi entusiasmo, me levanté más temprano que de costumbre para desayunar y poder escoger mi ropa, le dejé un par de tostadas a la pelinaranja que todavía dormía y me dirigí a mi habitación para abrir mi closet, saqué un par de prendas y las arrojé a mi cama para poder escoger. Ninguna me convencía hasta el momento, trajiné un poco más al fondo de mi closet y pude encontrar un vestido negro, lo tomé un momento mientras con una sonrisa lo observaba, "Era mi favorito" pensaba, pero ahora estaba todo destruido, lo conservaba desde aquel día de nuestra primera cita, aquel día donde Miss Curious lo había arruinado al atacarnos, pensaba en rememorar nuestra cita con él, pero no se podía hacer mucho, no podía arreglarlo antes de partir, así que, volví a guardarlo para tomar otras cosas, me decidí por un suéter de color rosa pastel con unos pantalones blancos y unas zapatillas algo desgastadas para darle estilo, me acomodé mis moños lo mejor que pude y me puse aquel collar que también guardaba desde hace mucho tiempo, donde un conejito rosa relucía al centro, ¡Me encantaba!
No solía maquillarme, pero esta vez solo puse un poco de sombra en mis ojos, así pensaba que resaltaban un poco más, miré la hora, eran las 10.30 de la mañana, iba con bastante tiempo, solo esperaba que el peliverde haya entregado mi mensaje. Tomé los mochis y los guardé en un bolso que llevaba para salir de mi casa con dirección al metro, la estación de Shibuya estaba algo alejada, así que me tomaría un poco el llegar.
En el camino, escuché un poco de música, intentaba no llamar mucho la atención, si había gente que me reconocía como heroína se amontonarían solo para estar conmigo, no me pasaba mucho, pero algunas veces no podía respirar por toda la gente que se juntaba, no me imaginaba a los demás como deben vivir estas horribles experiencias, era divertido pero terrorífico a la vez. Miré una vez más mi reloj, eran las 11.30, llevaba una hora de viaje, pero me quedaban dos estaciones para llegar. Ya a eso de las 11.45 de la mañana estaba esperando fuera de la estación de Shibuya, temblaba de nervios, me había adelantado un poco, y no sabía si realmente ella llegaría.
12.00 en punto y como si fuese por arte de magia, sentí que alguien posaba su mano en mi hombro, di un salto solo del susto y me volteé enseguida con una sonrisa, pensando en que realmente era ella, pero no, me equivoqué, solo era una chica que quería pedir indicaciones. Algo decepcionada se las di y me senté en una banca cerca a esperar, movía mis pies algo inquieta y miraba de vez en cuando el reloj, veía la gente salir, también a gente entrar otra vez, un movimiento constante, algo que iba y venía cada vez que lo miraba con detención, pero de todos aquellos que iban y venían, ella no estaba entre ellos y eso me desanimaba. Estuve un rato esperando, no quise mirar el reloj solo para no llevarme una decepción de que había pasado mucho tiempo y ella no venía, no quería aceptar que me habían dejado plantada.
-¡Himiko! -una voz llamó mi atención entre la gente que salía de la estación, busqué con la mirada hasta que di con aquellos ojos chocolate y esa melena alborotada por la prisa que llevaba, la castaña corrió entre ellos para poder llegar a mi lado intentando recuperar el aliento- ¡Lo siento, llegué tarde!
-Tranquila, no ha pasado mucho -sonreí mientras miraba discretamente el reloj, ¿¡Las 12.05!? ¡Lo sentí eterno y ella dice que llegó tarde!- de hecho, llegué hace poco, así que, no te preocupes.
-E-está bien -se sentó un momento a mi lado mientras respiraba un tanto agitada, todavía recuperaba el aliento, no creía que podía haber corrido tanto pensando que estaría tarde aquí- Izuku-kun me dijo que fuiste a casa ayer, me dio tu mensaje.
-¡Eso es genial! Temía quedar plantada porque él no quisiera decirte donde teníamos que vernos, es un chico algo celoso -comenté riendo, pero ella solo suspiró.
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"Búscame"
FanfictionDespués de 5 años desde el ataque a la UA, Toga había prometido no acercarse a su chica favorita, así ella no correría peligro, a pesar de que, definitivamente había dejado el crimen y ahora trabajaba en una agencia de héroes, no podía evitar sentir...