Hanyou

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Pensaba mientras miraba el techo de mi habitación, ¿Cómo es que pude aceptar aquello con tanta facilidad?, había dejado los crímenes por completo y, ya no utilizaba este estúpido quirk, pero, el sólo sentir una mínima gota de aquel néctar, aquel líquido rojizo, fue suficiente para sacarme de mis cabales.

Pensaba en los vampiros, ridículo, ¿no? Una vez que prueban la sangre, no se detienen, o cómo demonios que están a punto de morir, demonios mitad humanos, donde su mitad más oscura despierta por esos instintos destruyendo todo a su paso, aquel hanyou que quiere seguir matando por la satisfacción que eso le producía... Me sentía así... Después de tanto tiempo, quería seguir probando el dulce carmesí...

Di vueltas en la cama y miré el reloj de mi mesita de noche, otra vez sería una noche en vela. Tomé mi teléfono para escribirle un mensaje a Camie.

"Lo arruiné"

Tecleé sin ningún contexto para ella. Una vez lo hablamos, si yo recaía, tenía que desaparecer de la agencia por un tiempo, desaparecer a donde nadie me conociera... Otra vez significaba alejarme de ella, pero, ¿Qué podía hacer? Estaba todavía ansiosa a pesar de la trampa que me pusieron, quería transformarme otra vez.

Las 5.30 de la mañana, me había resignado a pasar otra vez en vela sin nada que hacer, pero unos golpes en la puerta llamaron mi atención. ¿Es que no puedo sumergirme en la miseria tranquila?

-Juro que si es alguna broma voy a... -al abrir la puerta y percatarme de la persona tras ella, mi expresión se suavizó- Ochako, son las 5.30 de la mañana, ¿Qué haces aquí?

No había caído en cuenta de la situación, pero al enfocar mi vista en la chica, vi que ella tenía una expresión triste, a su lado una pequeña maleta y en su hombro colgaba otro bolso, quizás con más pertenencias.

-Perdona que haya venido, así como así - habló decaída- no supe a quién más recurrir.

Sin pensarlo dos veces, la dejé entrar, calenté un poco de agua para servirle un té para que se tranquilizara, veía como temblaba, pero su rostro no tenía expresión alguna.

Pasaron minutos que fueron algo incómodos, ella bebía con calma y yo solo me impacientaba cada vez más de lo que estaba pasando. Ella me dirigió la mirada después de dejar su taza en la mesita de centro, un poco más decidida pudo recobrar la compostura.

-Tuvimos una discusión - empezó- fue tan rápido todo, que, fue lo primero que pensé... Izuku-kun y yo rompimos.

-"¿¡Qué!?" - mi expresión de asombro adornaba todo mi rostro, realmente estaba perpleja, necesitaba más detalles- espera un segundo, más despacio preciosa, ¿Rompieron? ¿Por qué discutieron?

-A él no le agradó vernos juntas, empezó a decir muchas cosas raras, que afectaría mi salud, que no éramos una buena combinación, que todo fue para bien... No sé, no entendí nada, solo odié muchísimo que hablara mal de ti.

-Izuku-kun no lo soporta - susurré con una sonrisa maliciosa, sacudí mi cabeza quitando todo pensamiento- sean o no palabras raras, ¿No crees que fue una decisión extrema?

-Lo había pensado hace tiempo - ella me brindó una sonrisa con profunda tristeza- quería hacerlo de una manera poco problemática, pero nada salió bien, y no quise seguir un segundo allí. Perdón por llegar tan repentinamente, Camie-chan de seguro... - la interrumpí.

-Ella está en un viaje, volverá dentro de 3 días más, puedes quedarte aquí, ocupa su habitación o si quieres, la mía, no es ningún problema, ella lo entenderá.

Ella sonrió y yo también, algo en eso me hizo tranquilizarme del todo, esos malditos sentimientos se habían apaciguado con solo tenerla cerca, no quería alejarme, podía pelear contra mis instintos mil veces si fuese necesario con tal de no perderla.

"Búscame"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora