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Jimin, quería reír, pero trataba de mantenerse serio. JungKook, en cambio, se había colocado como papel, completamente en blanco.

Aún sus respiraciones estaban al borde, junto a la sed que gobernaba cada espacio de sus bocas.

— ¿Qué fue... —

— No sé qué haya sido — interrumpió a cómo le fue posible Jimin.

Sus cuerpos extenuados y ardiendo ante la llama que había bajado volumen.

Los orbes negros del mayor, se enfocaron con calma, a pesar de que la ansiedad de ser descubiertos le estuviera calando, hacia los contrarios, que resguardaban la travesura en vivo.

— Sea lo que sea que haya sido, debemos de terminar lo que empezamos — dijo, amando cuando un jadeo golpeó contra sus labios ante el lapso en que la pequeña y tentosa boca del castaño se abrió mediante la repentina embestida.

Jimin, sonrió con seducción a la vez que atrapaba el labio inferior del mayor.

— E-En serio, deberías irte ya — susurró, siendo muy consciente de que moriría si alguien llegaba de imprevisto a su habitación.

— Quieres que me vaya, ¿ya? — le cuestionó el pelinegro, deslizando sus manos sobre las piernas que rodeaban su cadera sin querer soltarle — Es sábado, por lo que, no podremos vernos en la preparatoria —

Park, negó leve ante las claras palabras.

Mientras que, JungKook, sonrió ladino, antes de ser tumbado por el menor, quien quedó montado sobre su hombría.

— M-Muévete — pidió con dificultad ante la estrechez del chico.

Una sonrisa traviesa, se posó en los labios del castaño, quien se impulsó hacia adelante, captando nuevamente el labio inferior de Jeon entre sus dientes.

Las venosas manos del pelinegro, se cernieron a la pequeña cadera del menor, sin embargo, no duraron ahí por mucho tiempo, ya que, fueron bajando lentamente hacia sus glúteos.

No juegues con fuego, si sabes que no hay ninguna puerta de salida dentro del lugar. Ambos sabían que, una vez que empezara la llama, no había vuelta atrás, hasta incinerar cada rastro de vitalidad dentro del espacio.

Jimin, empezó a balancear sus caderas, adelante y hacia atrás, era el paso de baile, al compás del candente beso que empezó tras dar comienzo a los pequeños, pero profundos saltos encima del íntimo amigo del mayor.

Consciente de las marcas de las manos de este sobre su piel, dejó que, el fervor volviera a ser gobernado, por el contrario.

JungKook, subió una mano hacia la nuca del menor, donde se estabilizó para dar más soporte al beso, podía sentir que el chico se estaba cansando, por lo que, le ayudó a enterrarse sobre su glande, de manera profunda y completamente excitante para ambos.

Jadeos, gemidos, y gritos de placer, eran ahogados mediante sus labios, siendo muy consciente de que, escapar del amor nunca le posible, si el hermoso Park Jimin, le hacía alejarse cada vez más de la misma sombra a la cual se plantó, tras la traición de su hermano.

— Hmng~ J-Jung~... —

Interrumpió la hermosa súplica de placer del menor, tumbándole seguidamente a su debajo -de nuevo-.

Sus labios se separaron de manera breve, y bajo esa brecha, sus perlas negras enfocaron los orbes mieles que brillaban en éxtasis, y donde cuyos iris se perdían ante la extendida llama de libido.

《Te amo, Jiminconfesó para sí mismo.

《Pero... aun no es el momento de decirlo anexó.

𝐘𝐨𝐮'𝐥𝐥 𝐀𝐥𝐰𝐚𝐲𝐬 𝐁𝐞 𝐘𝐨𝐮!~||❍︎𝐊𝐨𝐨𝐤𝐌𝐢𝐧 ||EN PAUSADonde viven las historias. Descúbrelo ahora