Capítulo 6: Bailarina de tarima

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Mayo

Ima

El taxi se detiene en algún lugar de Buenos Aires en el que no estuve antes.

Mauro le paga al chofer, desciende del automóvil y me toma de la mano para ayudarme a bajar con mi dignidad intacta. Llevo puestos unos zapatos negros altísimos y un vestido rojo ajustado, muy corto, que me dificultan la tarea. Elegí el vestido porque no tiene un escote pronunciado por delante sino en los laterales, de modo que insinúa mis curvas de forma elegante pero cubriendo todas las zonas problemáticas, y los zapatos porque hacen que mis esbeltas piernas parezcan kilométricas. En resumen, el atuendo no es lo que elegiría de ordinario pero le sienta genial a mi vapuleada autoestima.

―Casi, casi que tienes un momento a lo Britney Spears ―dice Mauro, haciendo referencia a ese episodio en el que la cantante fue fotografiada por paparazis sin ropa interior.

―¡Yo tengo puesta una tanga! ―le dejo saber ofendida.

Mauro ríe como un villano, e ignorando mi ofuscación, me conduce hacia unas escaleras que descienden hasta un subsuelo. Nos detenemos frente a una puerta negra y enorme.

―¿Dónde me trajiste? ―pregunto asustada.

Escaneo los alrededores para ver si encuentro alguna pista que indique qué es este lugar al que me arrastró Mauro, pero no hay nada relevante a simple vista. La fachada adusta del edificio es verdaderamente desconcertante.

Mi amigo ignora mi pregunta y envía un mensaje.

―Ya vienen por nosotros. Vas a ver, te va a encantar ―afirma unos segundos después de que la pantalla de su teléfono se ilumine por una alerta.

Con la apariencia de este antro, lo dudo mucho.

La puerta se abre y un chico de unos veinti pocos años, extremadamente parecido al cantante Justin Bieber, atraviesa el umbral.

Boquiabierta, observo cómo «Justin» se dirige con paso decidido hacia mi amigo, lo coge por la nuca y le planta un beso no apto para menores.

Observo de reojo la escena descarada que ocurre delante de mis narices.

Mauro corta el beso, visiblemente acalorado, y se aclara la garganta.

―Ima, él es Alejo, mi...

―Su chico ―completa la frase Alejo con una sonrisa cálida y me abraza cariñosamente―. ¡Al fin conozco a la famosa «Ima Nishimura»! ¡Mau no para de hablarme de ti! ―agrega evidentemente entusiasmado.

―Hola ―lo saludo estupefacta―. Me gustaría poder decir lo mismo sobre ti pero, hasta ahora, ignoraba que existieras...

Me siento dolida. ¿Cómo puede ser que Mauro me haya ocultado que tenía novio?

Alejo me toma de la cintura con firmeza y me acerca hacia la entrada.

―Adelante. Primero las damas ―me invita a ingresar al lugar, comportándose como un verdadero caballero.

Le sonrío apabullada.

Antes de atravesar el umbral en compañía de Alejo, le echo una mirada a Mauro, haciéndole saber que más tarde vamos a tener que hablar de esto. Mauro asiente con un movimiento de cabeza, captando la indirecta silenciosa que le lanzo, y nos sigue detrás.

Cruzamos un largo pasillo subterráneo y llegamos a un espacio muy amplio, abarrotado de gente bailando, con varias barras ubicadas en los laterales para pedir bebidas. La pista de baile es gigantesca.

Alejo no se detiene y nos guía, a través de unas escaleras, hacia el VIP.

Dentro del sector están dispuestos, de manera dispersa, algunos reservados y, justo en el centro, se halla un pequeño escenario, en el que tres chicas sexis, vestidas únicamente con lencería negra y blanca, bailan pole dance.

Escondida © [Completa +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora