«Lo relevante en la mentira no es nunca su contenido, sino la intencionalidad del que miente.»
―Jacques Derrida.
Julio
Ima
Inmediatamente después del funeral ―sin nada de tiempo para procesar los acontecimientos de la mañana―, Rafael y yo nos reunimos con el abogado de Haru en su despacho. Por lo que parecen horas ―aunque seguramente sean solo unos minutos―, Doménico D'angelo detalla cada una de las posesiones de mi madre. Según lo que informa el letrado, ella tenía millones de dólares en su poder, distribuidos en inmuebles, inversiones y cuentas bancarias radicadas en Panamá, Islas Caimán y otros paraísos fiscales. Al parecer, a mi madre le gustaba evadir impuestos. Y a partir de hoy, todo lo que ella alguna vez poseyó, en el más absoluto de los secretismos, por carácter transitivo, es mío. Bueno, lo es y no lo es. Yo recibiré un pago mensual mediante transferencia bancaria hasta la fecha de mi vigésimo primer cumpleaños, tras lo cual, me convertiré en la única heredera de cada uno de sus bienes.
De tanto en tanto, observo a Rafael de soslayo. Él mantiene una expresión despreocupada y profesional al conversar con el abogado; no le sorprende lo que oye. Parecería estar más que acostumbrado a recibir información, acerca de cifras escandalosas y propiedades alrededor del mundo, sin inmutarse ni un ápice. Muy diferente a mí, que con cada cosa que dice Doménico, hiperventilo hasta el punto de marearme.
Un tiempo después, mientras los hombres discuten de otras tantas cuestiones que escapaban a mis compresión, y que para ser franca me aburren a sobremanera, yo dibujo distraídamente figuras con mi índice derecho sobre el costosísimo escritorio del abogado. Con la mirada perdida en el dibujo imaginario, rememoro las últimas horas en un loop eterno, y se sienten más irreales cada vez que lo hago: las condolencias, el llanto y la urna que contiene las cenizas de mi madre. Todo.
El estómago me da un vuelco, creo que voy a vomitar. Paso saliva, y las náuseas se disipan, pero mi mente por desgracia no se sosiega. Es un torbellino, y poco puedo hacer ya para calmarla. Pienso, recuerdo el pasado y planifico el futuro, todo al mismo tiempo. Divago. Mis pensamientos son una maraña, carecen de un hilo que los conecte, pasan del maldito niño de la foto al rostro afligido de Mauro y, luego, a la cara compasiva y el abrazo apretado que me dio Flor después de tantos meses de no vernos.
Rafael apoya su mano derecha sobre mi muslo izquierdo y lo aprieta levemente para llamar mi atención. Su boca se mueve emitiendo sonidos familiares que por algún motivo se oyen lejanos, como si de un momento para otro me hubiera convertido en hipoacúsica. Me percato de que es muy probable que esté atravesando un ataque de ansiedad. Me obligo a serenarme. Respiro hondo, cubro y presiono mis orejas con las manos, varias veces, para destaparme los oídos, y funciona. Ahora sí puedo escucharlo claramente. Él precisa que le dé mi opinión acerca de alguna cosa. En verdad, no sé cómo responder a las preguntas que formula, son cuestiones legales que no comprendo. Y, por esa misma razón, asiento a cada una de las cosas que él dice. Depongo el comportamiento de autómata cuando, en el medio del interrogatorio, pregunta: «diez mil dólares, ¿te sirve ese dinero?». Entiendo el significado de sus palabras; se refiere a mi mesada. Me paralizo unos instantes. Rápidamente, mi parte pensante toma el control y distribuyo mi atención entre escuchar lo que Rafael tiene para decir y realizar algunas cuentas mentales: si un dólar equivale a doscientos pesos argentinos, ¿cómo no sería suficiente dos millones de pesos mensuales para mí sola? Mi salario actual, con un trabajo a medio tiempo, es de ochenta mil pesos al mes y, con él, pago sin dificultad: mis libros, mi ropa y mi comida. Mi magro sueldo, me alcanza de sobra. Además, soy tan cuidadosa con mis gastos que, en pocos meses, logré guardar en el banco unos cuantos miles de pesos. Respondo a su pregunta con un simple «sí», a secas, mientras me encojo de hombros.
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Escondida © [Completa +18]
RomanceSu llegada a la gran ciudad pondrá en marcha el plan que amenaza con destruir su vida. EN EDICIÓN. Si desean acceder a la nueva versión mejorada reinicien la aplicación o actualicen la historia en su biblioteca. Obra registrada en Safe Creative:...