Me despierto envuelta en los brazos de Alex, puedo afirmar que no me quejaría si esto se volviese rutina.
Mientras mi mente se debate entre levantarse o no, me dedico a contemplarle, su pelo está revuelto y en la postura en la que se encuentra parece un bebe. Una sonrisa sale de sus labios y sus ojos se abren lentamente hasta que me encuentro perdida en el verde de estos.
No sé cuánto tiempo pasa hasta que uno de los dos decide romper el silencio y por uno de los dos me refiero a él, yo seguía demasiado perdida en su mirada.
-Buenos días mofletes.
-Buenos días idiota.
-Diría que me siento ofendido por el comentario, pero esta mañana me he despertado de buen humor – me sonríe e inconscientemente yo también lo hago.
-¿Y se puede saber a qué se debe?
-He despertado con cierta señorita entre mis brazos, lo que me hace pensar que estoy dejando de ser el amante, ya no huye de mi cama como en pasadas ocasiones - sonríe pícaramente.
-Definitivamente eres un auténtico idiota.
-Bueno y dígame, señorita ¿Qué quiere que este idiota le prepare para desayunar?
-Te dejo sorprenderme.
-Esa es tu especialidad, pero haré lo que pueda – desaparece de la habitación.
No puedo evitar que se escape otra sonrisa de mis labios, parece que no es el único que se ha levantado de buen humor.
Bajo a la cocina y me encuentro a Maya y Javi, Oscar sigue en su habitación con la chica cuyo nombre todavía sigue siendo un misterio, y ninguno quiere subir a despertarlos por si acaso no están durmiendo.
Desayuno lo que ha preparado Alex aprovechando los alimentos que tenía Oscar en la cocina y subo a ducharme. Mientras el agua cae por mi cuerpo tarareo, soy de esas personas que cantan en la ducha solo si saben que están solas en casa.
Salgo de la habitación y me quedo petrificada cuando veo a Alex sentado en la cama. Él al percatarse de mi presencia se gira para verme.
Puedo observar como la expresión de su rostro cambia mientras sus ojos me recorren lentamente estudiando cada detalle de mi cuerpo. Una perversa sonrisa sale de sus labios para acto seguido mordérselos.
Agarro la toalla con las manos rezando para que esta no se caiga y me deje desnuda frente a él. Mis mejillas se han sonrojado.
Cuando intento agacharme a por la ropa se me hace una tarea imposible. Alex me la alcanza, le doy las gracias antes de girarme sobre mis talones y volver al baño, una vez que me aseguro de que la puerta está bien cerrada comienzo a cambiarme.
Cuando salgo, Alex sigue en la cama, sonríe nuevamente al notar mi presencia.
-Tengo que admitir que me gustabas más con la toalla.
-Eres un idiota.
-Te estas aficionando a usar esa palabra conmigo - me sonríe.
-Será porque es lo único te ganas que te diga.
-Voy a hacer como si no hubiese escuchado eso – intenta hacerse el ofendido sin éxito alguno – los dos sabemos que no es verdad.
-Sí lo es.
-Puedes mentirte a ti misma – se acerca dejando su boca a apenas centímetros de la mía – pero a mí no me engañas.
Mi respiración se corta por unos instantes, cuando decido mirarle a los ojos noto que el color verde de estos se ha vuelto más oscuro. Mantiene fija su mirada en la mía unos segundos antes de desaparecer de la habitación.
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Fugaces ✔️
RomancePaula lo tenía todo planeado para pasar el verano de su vida con sus amigos, cuando sus padres la dan la noticia de que lo pasará en casa de sus abuelos en California. Lo que al principio parece un castigo, se acaba convirtiendo en el mejor verano d...