Capítulo 1: cambio de planes

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Suena la estúpida campana anunciando el final de mi último examen universitario, lo entrego y salgo por la puerta dispuesta a pasar el mejor verano de mi vida.

Mi novio Max, con el que llevo más de tres años saliendo, está esperándome apoyado en su coche en el parking de la facultad. Cuando lo alcanzo, me lanzo a sus brazos y le planto un beso en la boca.

-Parece que alguien está más contenta de lo normal – sonríe y eso me parece adorable.

-Por fin soy libre – mi sonrisa se hace un poco más grande.

Max es jugador de futbol americano, alto, rubio, atletico y con los ojos color miel, el tipo de hombre que a todas le gustaría tener. Nos conocimos en una fiesta y fue amor a primera vista.

Desde entonces nuestra relación ha sido de película, nunca hemos tenido ni una sola pelea, es tierno, cariñoso y siempre está ahí cuando lo necesito. Muchas veces he imaginado como sería nuestra boda, casa, hijos...

Nos montamos en el coche para ir a la fiesta que se estaba organizando en el lago.

Una furgoneta con unos altavoces enormes llena el lugar de música mientras la gente baila, bebe y canta. La fiesta para celebrar el fin de exámenes es una de las mejores de la temporada, eso explica la cantidad de gente que hay.

Conseguí hacerme paso a duras penas entre la multitud, cuando localicé a mis amigas, la mitad de ellas estaban borrachas y solo eran las tres de la tarde, sin duda está fiesta prometía.

Uno suele abandonar estas fiestas cuando su propio cuerpo no es capaz de mantenerse en pie por el cansancio o la cantidad de alcohol ingerida.

Bailamos, saltamos y nos reímos, mientras dejamos de lado todas las preocupaciones que hemos ido acumulando durante el curso. El alcohol nos va haciendo un poco más valientes, hasta el punto en el que decidimos unirnos al resto de nuestros compañeros que se están bañando en el lago.

-No me puedo creer que se haya terminado mi primer año de carrera, parece que fue ayer cuando estaba entrando por esas horribles puertas – y es que el edificio de la facultad era bastante feo y antiguo, por lo que parecía que las puertas se iban a caer un día mientras las abríamos.

Había bromeado miles de veces con mis amigas sobre ello, es más en el campus había una leyenda, aquel que se quedara con la puerta en la mano, no sería capaz de aprobar nunca la carrera, aunque visto lo visto muchos de ellos tampoco. Y es que administración de empresas no era una carrera sencilla y muchos de sus alumnos se quedaban por el camino. El primer día nada más entrar, ya tenía claro que algunos de mis compañeros se pasarían años intentando terminarla, sin necesidad de que la puerta principal se les cayese encima.

-Somos libres nena.

-Dejar de hablar de estudios y vamos a bailar.

Nos tiende la mano Sofi para que salgamos del agua. Poco a poco nos vamos moviendo entre la multitud tras ella. Veo a Max al fondo con sus compañeros y decido ir a saludar.

-Estas completamente empapada – me aparta disimuladamente cuando intento abrazarle.

-Como si eso hubiese sido impedimento para ti alguna vez – me rio y no sé si es por el alcohol o la situación en sí.

Puede que al principio haya exagerado con lo que es nuestra relación, pero al ser la primera no tengo con que comprarla y nunca se había comportado de este modo, al menos no el tiempo que llevábamos juntos.

-Tengo una reputación que mantener y mi novia no puede comportarse como una cría de quince años - su respuesta me sorprende bastante, sé lo importante que es su imagen para él, ya que su beca y el puesto de capitán dependen de ellos, pero jamás imagine que llegaría a estos extremos.

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