Los años iban pasando, y ella seguía a lo suyo. Criticaba sin parar. Y lo peor es que todas sus críticas, me las decía a mi. Criticaba a cualquier persona, y me las decía a mi. Yo me las guardaba sin saber que pensar, ni qué decir. Si se lo decía a la gente, quedaba como una falsa, porque lo que Lucía me contaba, yo lo decía por ahí. Y si me lo callaba, sabía que no era una buena amiga para los demás.
Así que un buen día, decidí explotar de una vez por todas y contarle a todo el mundo lo que me rondaba por la cabeza. Y todo eso fue gracias a una buna amiga que poco más tarde se fue, que se lamaba Patricia. Ella me ayudó a soltar la presión, y todo lo que me comía la cabeza. Gracias a ella.
-Mira, Carla, es que durante un tiempo, Lucía me ha estado diciendo que eras una falsa y que no le gustaba nada tu forma de ser, ni de actuar. También me ha dicho que tu estuche es horrible y que el boli azul de purpurina, se lo has copiado.-una menos.
-¿¡¿QUÉ?!? ¿Enserio?-solía decirme. Como todo el mundo.-Sí, es más, te lo he contado, porque eres mi amiga y quiero que sepas que Lucía no es como piensas.
Me llevó un tiempo eso de decirle a todo el mundo, que Lucía no era como parecía. Y lo mejor, era que lo hacía por una buena causa.
-Mira, María, es que Lucía va diciéndole a todo el mundo, que no te cambias de camisetas, y que eres una fresca. Te lo digo nada más que para que sepas que Lucía no es como piensas.
Ya faltaban menos. Estaba consiguiendo salir de esa burbuja, que lo único que me hacía era daño. M estaba engañando a mí misma. Estaba pensando que Lucía algún día cambiaría, y que sería como era antes. Pero no. Jamás sería otra vez, como años atrás.
