Capítulo 7

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Amaba la sensación del agua sobre su piel. La colmaba de una paz que desde hacía mucho tiempo dejó de ser habitual en ella. Permitió que su cuerpo se relajase poco a poco, se sumergió por completo debajo de esta y nadó despacio hacia el otro extremo de la piscina ubicada en el interior del hotel. A diferencia de la que se encontraba en el exterior, era climatizada y estaba rodeada de paredes de vidrio que la separaban de la parte más reservada del restaurante.

No le preocupaba que algún huésped pudiese verla. Ninguno de ellos se levantaba tan temprano. Dejándose llevar por la mágica y placentera sensación que siempre la embargaba cuando estaba allí, tomó una bocanada de aire y volvió a hundirse en el agua. Le gustaba el silencio que la envolvía nada más sumergirse dentro, perturbado tan solo por la ondulación provocada a su paso o las burbujas que dejaba escapar por su boca de tanto en tanto.

Aparte de la ducha, era el único lugar en el que lograba que su mente por fin se aquietase. Era como si el tiempo se detuviera en ese instante y todas las preocupaciones la abandonasen dándole una libertad que pocas veces sentía. Sonrió al recordar cómo sus primos solían compararla con una sirena cuando, de pequeños, no lograban alcanzarla en medio de una carrera. No entendían cómo siendo menor que ellos los vencía siempre en ese juego.

Al llegar al final de su recorrido, se asomó de nuevo para tomar aire y, tras dar la vuelta, se zambulló otra vez para emprender su regreso impulsándose con sus pies para alcanzar mayor velocidad. No entendía de dónde sacaba la energía considerando lo poco que consiguió dormir la noche anterior. Tal y como había empezado a hacer desde que llegó a la ciudad balnearia, caminó durante horas por la playa al terminar su turno en el restaurante. No obstante, esta vez no había ido sola.

Cumpliendo con lo prometido, Lucas la había esperado en el comedor hasta que ella por fin terminó con sus tareas y luego de insistirle en que comiera algo, la acompañó a su caminata nocturna. Al igual que sucedía siempre que estaban juntos, conversaron de todo un poco. No importaba de qué se tratase, nunca se quedaban sin tema de conversación. Él tenía algo que la invitaba a abrirse y contarle cosas que solo personas muy cercanas a ella sabían, como por ejemplo lo mucho que, a pesar de esforzarse en ignorarlo, le seguía afectando sobremanera la desaprobación de su madre.

Contrario a lo que había esperado, en ningún momento desestimó su preocupación ni intentó restarle importancia, sino que la escuchó con interés y atención. Además, le recordó que hasta la persona más segura necesita sentir la aprobación de sus padres, por lo que era más que entendible que estuviese decepcionada por no tenerla. "Deberías dejar de dudar de vos misma y sentirte orgullosa de la maravillosa mujer en la que te convertiste, bonita", le había dicho antes de despedirse en la puerta del edificio donde se encontraba su departamento.

Del mismo modo que había sucedido en ese momento, su estómago se llenó de mariposas y, de pronto, sintió que se quedaba sin aire. Estaba a mitad de su carrera cuando emergió del agua con la cabeza inclinada hacia atrás e inspiró profundo. ¡Dios, ¿por qué tenía que reaccionar de forma tan visceral a él?! Comenzaba a darse cuenta de que jamás sería capaz de olvidar lo que habían compartido meses atrás. Y lo peor de todo, era que no sabía cuánto tiempo más podría mantener la distancia cuando lo único que deseaba era entregarse a él y dejarlo hacer con ella lo que quisiese.

Nerviosa por aquella revelación, pasó ambas manos por su rostro y las deslizó hacia atrás para escurrir el agua de su cabello. Exhaló despacio. La sorprendía lo mucho que él le generaba aun sin tocarla. Siempre había sido consciente de su atractivo, incluso mientras la apuntaba con su pistola la noche en la que, sin aviso, entró en la casa de Pablo en busca de Daniela. No obstante, estaba tan centrada en Gabriel y los problemas que había en su relación —si se le podía llamar de esa manera—, que no prestó atención a lo que su cuerpo intentaba decirle.

Apuesta de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora